jueves, 26 de diciembre de 2013

Sólo cabe la derogación a la brevedad del decreto 46, porque sin duda constituye una afrenta al desarrollo profesional alcanzado en la actualidad por la odontoestomatología, ha sido dictado inconsultamente, no respeta ni el espíritu ni la letra del Código Sanitario y menoscaba a una respetable profesión universitaria

Carta abierta a la comunidad.

El 16 de octubre de 2013, con su publicación en el Diario Oficial, entró en  vigencia el  Decreto 46  del Ministerio de Salud, Subsecretaría de Salud Pública, referido a droguerías, almacenes farmacéuticos, botiquines y depósitos autorizados”, y el Nº 405, de 1983, reglamento de productos psicotrópicos.

El  decreto al que me refiero, en lo esencial, obliga a los profesionales afectados a concurrir personalmente a una  farmacia, para adquirir hasta un máximo de 30 comprimidos, que además  deben  dar  personalmente a los pacientes.

Este documento constituye, a mi juicio, una discriminación dirigida directamente contra una profesión determinada, además de una seria limitación para el tratamiento de varias patologías propias del ámbito del ejercicio profesional de los odontólogos.

Su  fundamentación  señala “que de acuerdo al memo C 57 Nº 1, de 2013, suscrito por el subsecretario de Redes Asistenciales, existen problemas asociados a la prescripción, adquisición y uso de preparados hipnóticos por parte de los profesionales cirujanos dentistas, haciendo imprescindible modificar la regulación existente sobre la materia, a efectos de clarificarla”.

Al respecto, cabe señalar que en la formación de los profesionales afectados se enseña y cautela adecuadamente la prescripción, indicación y uso de los fármacos que se les  están  restringiendo, los cuales son de uso frecuente en la atención odontoestomatológica de múltiples afecciones.

Frente a lo sucedido sólo cabe la derogación a la brevedad del decreto 46, porque sin duda constituye una afrenta  al desarrollo profesional alcanzado en la actualidad  por la odontoestomatología, ha sido dictado inconsultamente, no  respeta ni el espíritu ni la letra del Código Sanitario y menoscaba a una respetable profesión universitaria.

Luis Ciocca Gómez

Director Dpto. de Medicina Legal, Facultad de Medicina U. de Chile


jueves, 12 de diciembre de 2013

Esta columna de opinión aborda la deuda que arrastra el país en materia de salud oral. Aunque valora los esfuerzos para garantizar la atención dental de grupos sociales prioritarios

Chile: Ingresos de país desarrollado y salud oral tercermundista
Por : María José Monsalves
La autora de esta columna de opinión aborda la deuda que arrastra el país en materia de salud oral. Aunque valora los esfuerzos para garantizar la atención dental de grupos sociales prioritarios -a través de las Garantías Explícítas de Salud del AUGE-, señala que “los últimos estudios realizados a nivel nacional reportan que la presencia de caries en niños de 2 años es de un 16,8%, a los 4 años de un 49,6%, a los 6 años de un 70,4%, a los 12 años de un 62,5%”. Por esto, dice, “la salud oral es hoy la caja negra de la salud chilena. Pues a pesar de los avances económicos del país, de las mejoras que se han alcanzado en relación a salud general, tenemos una gran deuda con la boca de los chilenos”.
La salud oral es un tema rezagado en el área de la salud en muchos países y Chile presenta un índice de historia de caries moderado en menores de 12 años de edad, similar a lo reportado en la mayor parte de Sudamérica, pero no comparable con los niveles bajos de los países desarrollados
Nadie puede poner en duda el crecimiento de Chile en los últimos 20 años. Tenemos actualmente una economía estable que resguarda nuestro crecimiento y reconocimiento internacional al desarrollo del país. Estos avances han permitido el ingreso de Chile a importantes organizaciones internacionales, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) desde el año 2010, donde se integra como el primer país Sudamericano. Sin embargo, en temas de calidad de vida y equidad Chile parece tener varios asuntos pendientes,  uno de ellos es la salud, esto se debe, en parte, a cómo se concibió el sistema de salud chileno con una dualidad público-privado no integrada y a un gasto sanitario por debajo del promedio de los países de la OCDE. Los últimos gobiernos han hecho esfuerzos para reducir las diferencias entre estos subsistemas, bajo la lógica de disminuir brechas de acceso y calidad, siendo una de las reformas más importantes la incorporación de las Garantías Explícitas de Salud (GES) con el fin de garantizar igualdad de derechos e implementar políticas basadas en la equidad y solidaridad entre otros aspectos. Sin embargo, hay garantías que tienen menos probabilidad de ser utilizadas, debido a su menor costo y  menor gravedad: principalmente, las enfermedades ambulatorias. Este efecto ha sido estudiado por algunos autores que señalan que está condicionado por factores dependientes de la población (conocimiento de las garantías, ingresos, nivel educacional, entre otros).
A pesar de estos avances en materia de equidad en el sector salud, hay áreas menos priorizadas por los tomadores de decisión, pese a la relevancia que tienen para la población chilena. Este es el caso de las patologías dentales, donde, según el Estudio de Preferencias Sociales para definir las Garantías Explicitas en Salud (GES), la salud oral es una patología indicada como relevante para los grupos de ingreso medio y medio bajo de la población, vinculada principalmente a la integración laboral.
Esta demanda histórica en nuestro país se asocia también al estado de salud oral que tiene actualmente la población chilena. La población adulta en Chile que presentaba caries el año 1996 era de 99,2%, con leves diferencias por edad. En el grupo de adultos de 35 a 44 años solo un 20% conservaba su dentadura completa, mientras que este porcentaje bajaba a un 1% en los adultos de 65 a 74 años. Siete años más tarde, según la Primera Encuesta Nacional de Salud (ENS) en el año 2003, el 28% de la población mayor o igual a 14 años de edad tenía su dentadura completa, valor que disminuía a un 0,7% en el grupo de mayores de 64 años. Todo esto con diferencias elevadas según nivel educacional: mientras un 44% de la población con nivel educacional alto tiene su dentadura completa, sólo un 8% de las personas de nivel educacional están en la misma condición
El 15,1% de las personas con un nivel educacional alto declara no haber visitado nunca al odontólogo o no haberlo hecho en los últimos cinco años; en el nivel educacional medio ese porcentaje aumenta al 27,5% y en el nivel educacional más bajo asciende dramáticamente a un 44,6%
En los últimos años, las políticas públicas en salud oral se han focalizado principalmente en grupos prioritarios, tanto por medio de las garantías explicitas en salud como por las metas sanitarias. El AUGE hoy ofrece la GES de salud oral integral para niños y niñas de 6 años, la GES de urgencia odontológica ambulatoria, la GES de salud oral integral para adultos de 60 años y la GES de atención odontológica integral de la embarazada con plazos para iniciar la atención desde que la persona lo solicita. El impacto en la calidad de vida y salud oral de estos programas no ha sido evaluado. Por otra parte existen las metas sanitarias, que se han enfatizado en menores de 20 años en los últimos años, para la década del 2000-2010 se propuso una cobertura del 50% en este grupo etario. Sin embargo, según lo reportado en el grado de cumplimiento en el año 2009 en la evaluación final del período de metas 2000-2010, la cobertura de atención en los menores de 20 años en 2008 fue de 22,5%, lo que marca un ascenso insustancial en comparación con el año 1999 (22%). A estas estrategias se suma la fluoruración del agua potable, que es la medida universal de mayor impacto incorporada en el país, actualmente 14 de las 15 regiones cuentan con su implementación, alcanzando una cobertura de un 72% de la población. Estas medidas han sido evaluadas como eficientes por parte de las autoridades, ya que han permitido el descenso significativo del índice de historia de caries en el grupo de 12 años de 3,4% en el 1999 a 1,9% en el 2007.
Sin embargo, a pesar de esta disminución, las patologías orales en Chile siguen siendo muy frecuentes en todos los grupos etarios. Los últimos estudios realizados a nivel nacional reportan que la presencia de caries en niños de  2 años es de un 16,8% (1), a los 4 años de un 49,6%, a los 6 años de un 70,4% (2), a los 12 años de un 62,5% (3).  Existiendo gradientes por nivel socioeconómico para todos estos grupos.
Al ver este panorama parece que hablamos de otro país, la salud oral es hoy la caja negra de la salud chilena. Pues a pesar de los avances económicos del país, de las mejoras que se han alcanzado en relación a salud general, tenemos una gran deuda con la boca de los chilenos. La salud oral es un tema rezagado en el área de la salud en muchos países y Chile presenta un índice de historia de caries moderado a los 12 años, similar a lo reportado en la mayor parte de Sudamérica, pero no comparable con los niveles bajos de los países desarrollados. Esta brecha se agudiza en la población adulta, donde Chile presenta un índice alto en comparación al nivel moderado, bajo o muy bajo de varios países desarrollados, incluso de países del cono Sur.


Figuras extraídas del artículo “The global burden of oral diseases and risks to oral health”, disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2626328/pdf/16211157.pdf.
En relación al acceso a atención dental, el 27,8% de la población declara no haber visitado nunca al profesional odontólogo o no haberlo hecho dentro de los últimos cinco años. El 4,3% de la población chilena nunca ha tenido una evaluación por un profesional odontólogo, lo cual es similar en todos los grupos etarios. Es posible ver diferencias de acceso a atención dental según el nivel educacional, similar a lo indicado para la pérdida de dientes. El 15,1% de las personas con un nivel educacional alto declara no haber visitado nunca al odontólogo o no haberlo hecho en los últimos cinco años; en el nivel educacional medio ese porcentaje aumenta al 27,5% y en el nivel educacional más bajo asciende dramáticamente a un 44,6%. Según estimaciones de estudios realizados por el Colegio de Dentistas de Chile (4), hoy un 30% de la población chilena tiene acceso al odontólogo; sin embargo, solo un 13% consulta al menos una vez al año.

El cuestionamiento por las razones del mal estado de la salud oral hoy en Chile es complejo. En parte, se debe al alto costo asociado al acceso al dentista en nuestro país, a la no existencia de una cobertura universal para atención dental y a que no existe la posibilidad de la modalidad de libre elección dental para los pacientes FONASA. La falta de consenso de muchos de estos puntos entre los profesionales, las autoridades y la evidencia científica, hacen que estemos estancados, pero este status quo odontológico sigue desdentando y discapacitando oralmente a Chile.
El análisis debe ir más allá, debe ir a la raíz del problema, debe enfocarse antes del acceso a la atención dental: a la prevención en todas sus dimensiones. Aún queda mucho por estudiar y hacer al respecto. La salud oral en Chile es una deuda que tenemos que abordar. Pongo de relieve el tema con el fin de evidenciar una realidad que aunque se observa a simple vista, parece olvidada. Pues creo que, más que enfatizar únicamente en el acceso, que sin duda es importante para aquellos con la enfermedad establecida, debemos apelar a una política pública que aborde la magnitud de este problema en todas sus áreas, considerando al individuo y su contexto social, dos aspectos olvidados al abordar temáticas en salud oral a pesar de que los condicionantes que crean las brechas sociales de los chilenos son los mismos que diferencian los estados de salud de nuestras bocas.
(1) Ceballos M, Acevedo C, Corsini G, Jans A. Diagnóstico Nacional de Salud Bucal de niños de 2 y 4 años que asisten a la educación preescolar en la. Región Metropolitana. Chile: Minsal; 2007.
(2) Soto L, Tapia R, Jara G, Rodríguez G. Diagnóstico Nacional de Salud Bucal del Niño de 6 Años. Santiago: Minsal; 2007.
(3) Soto L, Tapia R, Jara G, Rodríguez G, Urbina T, Venegas C, et al. Diagnóstico Nacional de Salud Bucal del Adolescente de 12 años  y Evaluación del Grado de Cumplimiento de los Objetivos Sanitarios de Salud Bucal 2000- 2010. Chile: Universidad Mayor; 2007.
(4) Colegio de Cirujano Dentistas de Chile. Capítulo Ejercicio liberal. Informe Presente y Futuro de la Odontología en Chile. Santiago: Colegio de Cirujanos Dentistas de Chile; 2011.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Reflexion en base a los datos del Estudio de Valores Sociales de la Universidad de Santiago

Algo anda mal, escandalosas utilidades en empresas reguladas

Por Andrés Palma
Docente Universidad de Santiago
 



Cuando recibimos los datos del Estudio de Valores Sociales de la Universidad de Santiago, uno de los temas que me llamó la atención fue que el 81% de las personas señalaran que el agua debía ser propiedad exclusiva del estado, y un 80% lo dijera para la energía.
Asimismo, ante la pregunta, “para usted el lucro es aceptable si mejora la calidad…” en el caso del agua esto es aceptado por el 34% de las personas, idéntica cifra para la electricidad y 33% para el gas. Para la educación este porcentaje es de 41% y para la salud de 42%.
Es decir, el Estudio de Valores Sociales nos dijo que las personas son más partidarias del lucro en la educación y en la salud que en los servicios de agua, gas y electricidad. Por eso me sentí cuestionado.
Al respecto, la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) ha entregado una información muy importante para comprender el por qué las personas no quieren el lucro en estos servicios básicos que históricamente han sido provistos por empresas privadas.
La información sobre las utilidades sobre ventas de estas empresas, es decir el beneficio que queda para el proveedor del servicio por cada peso que recibe de pago, supera con creces lo que se considera justo, lo que corresponde a un análisis de mercados competitivos y, particularmente en los casos de las empresas de agua y electricidad, cuyos precios están regulados por contratos con el Estado, lo que establecen las leyes.
La información señala que la empresa Metrogas tuvo una utilidad sobre las ventas de casi un 30%, es decir casi uno de cada tres pesos que recibió fue utilidad.
Luego tres empresas que prestan servicios de agua potable, Aguas Andinas, Concesionaria de Servicios Sanitarios y Aguas Los Lagos, tienen sobre un 25% de utilidades, es decir de cada cuatro pesos que reciben más de uno es utilidad.
Muy cerca les sigue Chilectra, con casi un 25% según la SVS, y luego otras más con menores pero importantes utilidades sobre las ventas. Estas ganancias se llamarían “extraordinarias” por su magnitud, pero al estar en empresas de servicios a la comunidad y, como señalo en los casos de agua y electricidad, sujetas a regulación de tarifas o precio, debemos llamarlas escandalosas.
El escándalo procede por dos razones: la primera es porque son utilidades que provienen de la explotación de los consumidores, de los usuarios de estos servicios y la segunda es porque reflejan una mala legislación o regulación de estos mercados por parte del Estado.
La provisión de agua y electricidad a los hogares y empresas medianas y pequeñas es realizada por una empresa monopólica, por ello son reguladas y sus precios o tarifas se fijan por un procedimiento establecido por Ley.
Si hay utilidades escandalosas en estos sectores es porque la Ley está mal, porque está siendo mal aplicada por la autoridad encargada o porque está siendo vulnerada. Habrá que estudiar cada caso. Pero la realidad es que hay utilidades inmorales según se desprende del informe de la SVS y esas ganancias son rentas producto de explotación a los usuarios y consumidores.
Se entiende entonces que no se quiera el lucro en estos sectores, tal como nos dijo el estudio de Valores Sociales.
Este es un espacio de libertad, por lo que solicitamos que no lo desaproveches. Contamos con que las opiniones se remitan al contenido de las columnas .



sábado, 7 de diciembre de 2013

FEDERACIÓN DE COLEGIOS PROFESIONALES UNIVERSITARIOS

40 años de historia y aun sin personalidad jurídica



 La historia de la Federación
La Federación de Colegios Profesionales Universitarios de Chile existe hace aproximadamente 40 años y nunca ha obtenido personalidad jurídica. Con fecha 25 de Agosto del año 1990, el entonces Presidente de la Federación de Colegios Profesionales, solicitó formalmente al abogado Patricio Cavada Artigues redactar los estatutos y tramitar la personalidad jurídica de la Federación. En esa oportunidad, se le señaló que era factible obtener la personalidad jurídica de la Federación utilizando el D.L. 2757 sobre Asociaciones Gremiales, y para ello, bastaba con tres o más Colegios que estuvieran constituidos legalmente como asociaciones gremiales.

A continuación se redactaron los estatutos para la Federación y se le distribuyó a todos los Colegios un acta tipo para que cada Colegio celebrara una asamblea general extraordinaria y aprobara concurrir a construir la Federación en calidad de socio fundador. Posteriormente a ello, los Presidentes de los Colegios que formaban la Federación acordaron que era mejor insistir en formar una Federación de derecho privado ante el Ministerio de Justicia, acogido al Libro I Título XXXIII del Código Civil y a su Reglamento, y no acogerse al D.L. Nº2757 de 1979 sobre Asociaciones Gremiales, debido a que desde 1940 cuando se crearon por ley los colegios, éstos fueron corporaciones y no asociaciones gremiales, y además, porque la diferencia entre ambas instituciones es que su responsabilidad ante la sociedad y sus tribunales y códigos de ética eran de la esencia de los Colegios y no así de las Asociaciones Gremiales.

Por consiguiente, se acordó constituir la Federación como entidad de derecho privado del Ministerio de Justicia, y ello se hizo mediante Asamblea cuya acta de fecha 9 de Mayo de 1992, reducida a escritura pública el 14 de Septiembre del mismo año, ante el Notario de Santiago don Raúl Perry Pefaur. A esa constitución concurrieron 19 Colegios, todos los cuales previamente celebraron su respectiva asamblea general extraordinaria, aprobando su participación en la constitución de la Federación.

Recibida la solicitud en el Ministerio de Justicia esta pidió informe al Consejo de Defensa del Estado, el cual mediante Oficio Ordinario Nº1818, de 22 de Marzo de 1993, señaló que “En consecuencia a que los organizadores de la Federación son entidades gremiales, estima el Consejo que debe escucharse previamente al opinión del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, que tiene facultad exclusiva para determinar si una organización persigue finalidades propias de una Asociación, federación o Confederación de carácter gremial”. A su vez, el Ministerio de Economía informó que en opinión de esa Secretaría de Estado la Federación de Colegios Profesionales de Chile debería constituirse como una Federación de Asociaciones Gremiales y no como una corporación de  derecho privado.

El Directorio de la Federación de esa época junto con su asesor jurídico, concurrieron al Ministerio de Economía y se entrevistaron con el abogado Luis Hevia Boisen, asesor jurídico del Departamento. de Asociaciones Gremiales, el cual confirmó que a juicio de ellos, sólo el Ministerio de Economía era competente y no Justicia, y que la Federación debía constituirse como Asociación Gremial. Ante esa información, recurrimos al Subsecretario de Economía enviándole los antecedentes, el que contestó que no podían variar su opinión ya que era un asunto netamente de tipo legal.

Debido a lo anterior, el 7 de Mayo de 1993, se volvió a solicitar al asesor jurídico de la Federación un informe sobre la posibilidad de obtener personalidad jurídica a la Federación y éste respondió que se podía lograr en virtud de lo dispuesto en el Art. 29º de la Ley de Asociaciones Gremiales, y hacía presente que existía un proyecto de estatutos aprobado en principio por todos los Colegios el 21 de Enero de 1993.  Además se señaló que se habían recibido las escrituras públicas de las actas del Colegio de Médicos Veterinarios, de Contadores Públicos, de Auditores, otorgando poder para concurrir a constituir la Federación y que estaban próximos a llegar las actas del Colegio de Agrónomos y del Colegio de Bibliotecarios.

En Diciembre del año 1996, la Federación bajo la Presidencia de don Emilio Soria se acordó que no se tramitaría la personalidad jurídica como asociación gremial, ya que ello contradecía totalmente lo sostenido por la Federación en sus proyectos de leyes, en el sentido que los colegios profesionales no eran asociaciones gremiales, que son entidades de derecho privado y que tienen por objeto principal la racionalización, desarrollo y protección de las actividades de sus asociados, sino que eran corporaciones de derecho público que velaban por el prestigio de las profesiones, el control de la ética de los asociados, y velar por el interés público. A partir de ese momento se presentaron al Parlamento cuatro proyectos de ley de creación de los Colegios Profesionales, y en ellos, lo esencial con instituciones que eran personas de derecho público y que debían velar por el control de la ética de los asociados y por el bien común.

En los años 2001 y 2003, volvió a presentarse ante el Directorio de la Federación, el proyecto de obtener personalidad jurídica como asociación gremial y se volvieron a distribuir entre todos los Colegios el modelo de acta de asamblea extraordinaria para que se aprobara la constitución de la Federación en cada Colegio y se facultara a la persona encargada de suscribir el acta de constitución respectiva. En ambas oportunidades fracasó la iniciativa debido a que muy pocos Colegios presentaron las actas.

Por último, el 5 de Junio de 2009, y al término del período presidencial de Michelle Bachelet se presentó el Mensaje Nº518-357, sobre la Ley de Colegios Profesionales, basado en la Reforma Constitucional de Septiembre del año 2005, impulsada por la Federación, contenida en el inciso tercero del Nº16 del Art. 19º de la Constitución en la que se reconoció la tuición ética de los Colegios Profesionales. Este proyecto aún se encuentra en el Congreso.

Factibilidad de obtención de personalidad jurídica para la federación.-
Ya tenemos desde hace muchos años redactado un proyecto de estatutos para la Federación, acogiéndose a la Ley de Asociaciones Gremiales.  Sólo es necesario revisarlo y actualizarlo. Se necesita que a lo menos tres Colegios Profesionales realicen una Asamblea General Extraordinaria y en ella aprueben la idea de constituir la Federación y designen a la persona que concurrirá a la asamblea constitutiva a suscribir el acta respectiva y aprobar los estatutos.

Cada una de esas actas debe reducirse a escritura pública y posteriormente celebrarse ante Notario Público una asamblea constitutiva de la Federación con presencia de los representantes de los Colegios Profesionales que hayan obtenido las actas ya mencionadas. Hecho lo anterior debe tramitarse ante el Ministerio de Economía la obtención de la personalidad jurídica, obtener un número de registro y publicarse en el Diario Oficial un extracto del acta, incluyendo el número de registro, número de afiliados y el nombre del primer Directorio.

Consideraciones
Es evidente que del análisis del desarrollo histórico del proyecto relativo a la constitución de la personalidad jurídica para la Federación, se desprende que existe una contradicción al crear la Federación de Colegios Profesionales acogidas a la Ley de Asociaciones Gremiales, en circunstancia que  la Federación ha luchado desde el año 1980 en adelante porque los Colegios Profesionales no sean considerados y tratados como asociaciones gremiales, debido a que son de una naturaleza jurídica distinta y porque a partir de 1940 fueron creados por ley y tenían una finalidad de bien público.

El ideal sería que se apruebe la ley de colegios profesionales que eleva a éstos al rango de personas jurídicas de derecho público y luego crear la Federación que los agrupa, como una corporación y no como asociación gremial. No obstante lo anterior, la realidad es que pasan los años y la Federación necesita operar normalmente sin las trabas de no poder tener RUT, cuentas corrientes bancarias o adquirir bienes o prestar servicios, ya que es solo un ente de hecho.

Frente a lo anterior, es que hay que decidir si por una conveniencia actual y transitoria es adecuado constituirse legalmente como Asociación Gremial.


jueves, 5 de diciembre de 2013

VIVAMOS LA NAVIDAD CRISTIANA


Dr. Sergio Cousiño  Mutis.

Vivamos la Navidad Cristiana

 





La Navidad es una fiesta de resonancia universal. Ya sólo el hecho de que todo el planeta se rija oficialmente por el calendario cristiano, que divide la Historia en antes y después del nacimiento de Jesucristo, indica la trascendencia que tiene esta fecha para la humanidad en general. Alrededor de ellas ha surgido toda una cultura, que se manifiesta en dos estilos de celebración: el sagrado y el profano. El primero se centra en la fe en el misterio de la Encarnación del Verbo y en los valores que de ella se derivan; por eso es, sobre todo, una fiesta de la familia (la familia humana debe estar imbuida del espíritu de la Sagrada Familia, que es, a su vez, espejo de la Familia Trinitaria). El otro estilo de celebración de la Navidad se ha apropiado de la festividad cristiana, fagocitándola, vaciándola de su sentido primigenio y transformándola en una mera ocasión para el ocio y la diversión, sin ningún sentido religioso o con éste muy amortiguado y ahogado por la fiebre consumista y comercial que todo lo invade. Ya el saludo con el que se felicita en este período denuncia el estilo de celebración que se asume: “Feliz Navidad” al modo cristiano; “Felices Fiestas” al modo paganizante que se ha puesto de moda. Desde estas líneas queremos contribuir con nuestro granito de arena a rescatar el sentido católico de la entrañable festividad que nos recuerda el nacimiento del Hijo de Dios según la carne.
El Belén
Empecemos hoy por los adornos navideños. Los dos principales son el belén y el abeto navideño. El primero es de más antigua e inequívoca tradición cristiana, pues fue san Francisco de Asís quien, en la Nochebuena de 1223, inauguró la costumbre de escenificar el nacimiento del Señor. En una gruta del monte Lacerote, cerca del castillo de Greccio en Umbría, dispuso un pesebre hecho con paja y sobre él colocó una imagen del Niño Jesús, haciendo traer junto a él a un buey y un asno vivos. Desde entonces en los conventos de las órdenes seráficas se hizo común la práctica de representar el portal de Belén por Navidad, lo cual pronto fue imitado por el pueblo fiel. Con el tiempo de fueron añadiendo personajes y otros elementos de modo que los belenes se llegaron a convertir en todo un arte, descollando en éste Nápoles, España y las Indias.
El núcleo esencial del pesebre –y que basta para armarlo– es lo que se llama el Misterio, es decir: Jesús, María y José, que son los protagonistas de la Navidad. El buey o la vaca y el asno o la mula suelen ser infaltables aunque, como el resto de elementos, no sean imprescindibles. Pero es hermoso considerar que Jesús viene a restaurar todas las cosas y entre ellas la primigenia armonía de la Creación, la que existió en el Paraíso terrenal entre todas las criaturas salidas de la mano bondadosa del Padre. Los ángeles también constituyen parte del nacimiento, pues fueron ellos los que cantaron el Gloria in excelsis en la primera Nochebuena y anunciaron la gran noticia a los pastores. Éstos son asimismo representados con sus rebaños yendo a adorar al Niño. Los Reyes Magos tampoco faltan y en los belenes más elaborados figuran con sus animales de viaje y sus séquitos. En fin, a veces, la escena de la Navidad se inserta en un marco monumental y se representa ya no sólo el portal o cueva donde nació Jesús, sino toda la ciudad de Belén con escenas costumbristas.
El tiempo de comenzar a armar el pesebre varía según los usos locales o familiares. Hay quienes lo ponen ya el día de la Inmaculada; otros esperan al inicio de la Novena del Nacimiento (16 de diciembre); otros, en fin, lo preparan en el cuarto domingo de adviento o aún el día de la Vigilia de Navidad. Normalmente, se pone la mayor parte de las figuras, menos el Niño y los Reyes Magos. En la medianoche del 24 al 25 de diciembre o tras volver de la misa del gallo se coloca a Jesús, y sólo en la noche de Epifanía, la del 5 al 6 de enero, a Melchor, Gaspar y Baltasar con las figuras que los acompañen. El tiempo de quitar el pesebre también es variable: el 13 de enero, festividad del Bautizo de Jesucristo (antigua octava de la Epifanía) o incluso tan tarde como el 2 de febrero, festividad de la Purificación de la Santísima Virgen y la Presentación del Niño en el Templo (la Candelaria). Sea como fuere que armemos cada uno nuestro pesebre, no debemos perder nunca de vista el hecho de que, mucho más que un motivo decorativo, se trata de una expresión plástica de la fe en la Encarnación del Verbo, por la cual nos vino la salvación. Las estatuas o figuras del pesebre, sobre todo si representan a la Sagrada Familia, son acreedoras de veneración y respeto por lo que representan y hay que inculcar a nuestros niños que no se trata de juguetes. Deberíamos tener la buena costumbre de hacer bendecir nuestros belenes o, al menos, las figuras principales y, por supuesto, el Niño Jesús. Sería muy loable que en la Nochebuena cada cabeza de familia adorara su imagen y la hiciera adorar por todos los de casa antes de ponerla devotamente en el pesebre, mientras se canta el Adeste fideles u otro cántico navideño.

El abeto navideño

Vayamos al árbol de Navidad. La costumbre de ponerlo en las casas y los sitios públicos es bastante más reciente que la del pesebre. Los árboles están cargados de un gran simbolismo en la mayor parte de las culturas humanas. Al erguirse hacia el cielo son como grandes dedos que señalan lo divino. Su verde follaje sugiere la vida. En las distintas cosmogonías aparecen siempre desempeñando un papel importante y hasta decisivo. Nuestra santa religión nos habla del árbol de la ciencia del bien y del mal, plantado en medio del jardín de Edén, y canta las glorias del árbol de la Cruz, por el que nos vino la redención. Pero recordemos también, entre los mitos griegos, el árbol con las manzanas de las Hespérides y aquel en el que estaba colgado el vellocino de oro. Los hindúes y los persas tenían sus respectivos árboles paradisíacos y salvíficos. Los germanos pensaban que el universo era sostenido por un gran árbol en cuyas ramas pendían el sol, la luna y las estrellas (posible origen de la costumbre de poner luminarias al árbol navideño). Por eso consideraban sagrados los bosques, en los que creían se manifestaban sus divinidades, a las que ofrecían sacrificios humanos al pie de árboles como el roble.
San Bonifacio, monje misionero del siglo VIII que evangelizó Alemania (de la que es considerado apóstol), al considerar que era imposible desarraigar las creencias paganas de los germanos, decidió cristianizarlas. Desterró la costumbre de los sacrificios humanos y dio un nuevo significado a los árboles, que son fuente de vida y no de muerte, comparándolos a Dios, que da sustento y cobijo a sus criaturas. Eligió el abeto como el que mejor sugería las ideas cristianas: su forma triangular recuerda a la Trinidad y su perenne follaje verde simboliza la vida eterna. Se cree que lo proclamó “el árbol del Niño Jesús” y que con él comenzó a celebrar la navidad entre los paganos recién convertidos. Otra tradición atribuye esto al monje Winfrido, contemporáneo de san Bonifacio, el cual habría escogido un roble y no un abeto. Sin embargo, no se implantó el uso del árbol navideño tal como lo conocemos hasta el siglo XVII (aunque los protestantes aseguran que fue Lutero su iniciador). Lo cierto es que sólo a partir del siglo XIX se difundió desde los países escandinavos y Alemania por Austria y Polonia. A Gran Bretaña lo llevó el consorte de la reina Victoria, que era un príncipe alemán. Por la misma época –mediados del Ochocientos– pasó a Francia y un poco más tarde a los Estados Unidos. En España e Italia el árbol de Navidad data sólo del siglo XX y éste bien entrado. En cambio, en Iberoamérica se popularizó antes por el influjo de América del Norte. Hoy hasta el Papa hace colocar un árbol monumental en la Plaza de san Pedro en Roma, sirviendo de cobijo al pesebre.
El abeto navideño es ya un elemento cristianizado. Desgraciadamente, corre el peligro de volverse a paganizar y de no quedar sino como un elemento decorativo más de las “fiestas” a secas. Por eso es importantísimo que lo dotemos no sólo de los habituales adornos (bolas, lazos, manzanas), sino también de símbolos cristianos (ángeles, por ejemplo) y, sobre todo, lo coronemos con la estrella de Belén. El árbol debe ir siempre acompañando al belén. Hay quien arma éste al pie de aquél. En caso de falta de espacio, es preferible siempre prescindir del árbol antes que del pesebre. A los niños se les debe instruir en todo lo que el árbol implica como símbolo del buen Dios, de vida y de sentido sobrenatural de las cosas. Se les puede hacer la comparación con el árbol del Paraíso y la Santísima Cruz de Nuestro Señor. También se les puede decir que representa al justo, que como él da buenos frutos y que todos estamos llamados a ser santos, cuyas virtudes deben brillar como brillan las luces que adornan al árbol.