lunes, 17 de febrero de 2014

Odontología todavía tiene una buena inserción laboral, según informa mifuturo.cl del Ministerio de Educación (sobre el 88,8%), es también la carrera (dentro de las 18 con exclusividad universitaria), que más ha aumentado sus matrículas de pregrado en la última década (253,1%), asimismo, es la carrera que más ha aumentado su tasa de titulación entre las carreras del área de la salud en el mismo período (233,3%).

TITULADOS DE ODONTOLOGIA AUMENTAN EN UN 72% DURANTE LOS ULTIMOS CINCO AÑOS
Actualmente en Chile se está formando la misma cantidad de dentistas que hasta el año 2000, se formaban en más de 68 años, lo que nos llevará inevitablemente al colapso en el corto plazo.

Dr. Sergio Cousiño M.
Consejero Nacional
Colegio de Cirujano Dentistas



 La Educación Superior en Chile está constituida por un sistema diversificado, integrado por tres tipos de instituciones que se ofrecen a quienes egresan de la Educación Media: Universidades, Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica, reconocidas por el Estado en el artículo 29 de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE).

Las Universidades constituyen el más alto nivel de enseñanza, donde convergen las funciones de docencia, investigación y de extensión. Es en este nivel donde se imparten los programas de licenciatura y otorgan los grados académicos, además de otorgar en forma exclusiva los títulos profesionales de las 17 carreras universitarias que se señalan en la LOCE y que requieren licenciatura previa.

Las universidades son instituciones de larga historia en la humanidad. Su quehacer ha sido y es fundamental para la vida cultural, científica, tecnológica y social de las sociedades en que se instalan. En los últimos tiempos han evolucionado modificando la orientación de sus producciones, según los requerimientos sociales.

Se habla de universidades docentes, de investigación y de aquellas que realizan combinaciones de ambas producciones, incluso se reconoce el éxito alcanzado por algunas que recientemente han seguido estrategias de desarrollo en las que vinculan fuertemente la investigación científica y tecnológica con la asistencia técnica y el apoyo a/ y del sector productivo empresarial (Clark, 2004).

Las universidades son instituciones destinadas a generar conocimiento y difundirlo en la sociedad formando los profesionales que ésta requiere para sus diversos desarrollos: productivos, tecnológicos, científicos, educativos, culturales o humanístico, (UNESCO, 1998).

En su quehacer las universidades generan, adicionalmente, una serie de bienes que la sociedad valora, tales como movilidad social, formación de capital humano avanzado, desarrollo de la pluralidad, integración social, “pensar” el país, aporte a una visión de país de largo plazo, impulso de las artes y la cultura y otros similares (Salas y Aranda, 2003).

La docencia universitaria está destinada a preparar los profesionales que un país requiere. Producir profesionales significa conseguir, mediante el proceso educativo, que los alumnos aumenten su dominio de conocimientos, disciplinas y explicaciones de los distintos aspectos de la realidad; que desarrollen sus competencias y capacidades para resolver problemas. Lo cual, desde la perspectiva de la teoría del capital humano (Becker, 1977; Hanushek y Luque, 2003), significa aumentar la productividad de las personas que estudian y/o se titulan anualmente en las universidades, generando un beneficio privado apropiable, de manera importante, por cada profesional titulado en ellas. Y, en términos sociales, significa beneficios para el conjunto del país, que no son apropiables y constituyen externalidades positivas.

Una primera medición de la producción de profesionales que genera cada universidad en un sistema universitario se logra reconociendo la proporción del total de la matrícula de carreras de pregrado del sistema que es atendida por cada universidad y conglomerados de ellas. Este indicador da cuenta de la importancia de esa universidad y/o su agrupación en la docencia universitaria de pregrado que se dicta en un país y a la vez muestra (en cantidad) la orientación que tienen las universidades y sus conglomerados hacia la generación de ofertas educativas para quienes buscan una oportunidad de estudios de pregrado.

Otro indicador de producción de docencia de cada universidad son los alumnos que se titulan como profesionales en cada una de ellas. La participación de cada institución y sus conglomerados en el total de titulados de pregrado es un indicador que informa sobre la importancia de estas corporaciones en la generación de profesionales en un país.

Un indicador preciso de eficiencia productiva es el número de titulados por cada cohorte que ingresa a estudiar en pregrado. En ausencia de este dato se puede alternativamente dimensionar, preliminar y exploratoriamente, la eficiencia en la producción de profesionales con un indicador que relacione la cantidad de profesionales que se titulan en un año determinado en cada universidad con el número de alumnos que ese año están matriculados en cada una de ellas. Este indicador entrega una imagen de la eficiencia relativa con que las universidades realizan el trabajo de formación de los alumnos, al establecer una relación que informa sobre el número de matriculados que tiene anualmente por cada titulado. Coeficientes con valores mayores a 5 veces (6 o 7 u 8 o más veces) hacen pensar en que esa universidad, conglomerado o el sistema presentan niveles de ineficiencia relativa, en la medida que el promedio de años de estudio (oficial) de las carreras universitarias son mayoritariamente de 5 años, como en Chile. Sin embargo, se debe tener presente que estos resultados dependen de la duración de las carreras y también de factores externos que determinan y/o facilitan los logros educativos de los estudiantes (puntajes en las pruebas de selección, notas de enseñanza media, nivel socioeconómico familiar, tipo de capital personal y social que poseen los estudiantes y otros). Otro indicador similar es la relación entre titulados de cada año y alumnos que ingresan al primer año de las carreras de pregrado.

Los resultados en la producción de profesionales están relacionados con la calidad de la docencia universitaria. Una forma preliminar de tener un proxy de ella es saber si las carreras de pregrado que dictan están o no sometidas a procesos de acreditación de sus esfuerzos educativos. Así, un indicador cercano de la calidad de la docencia universitaria será la proporción de carreras de pregrado acreditadas de todas aquellas que dicta cada universidad y sus conglomerados.

El caso de la producción universitaria en Chile

El quehacer y la situación de las universidades del sistema universitario chileno han estado permanentemente en análisis y debate en los últimos años. Para el análisis se separan las universidades en tres grupos básicos: universidades estatales; universidades privadas tradicionales y universidades privadas. Se optó por esta agrupación para conservar la más habitual utilizada en los estudios del sector, aunque se reconoce que son posibles otras, como clasificar según completitud en su quehacer, que permitiría separar las que realizan investigación y docencia de aquellas que centralmente se dedican a la docencia y formación profesional.

En Chile, las universidades son las corporaciones que, principalmente, realizan investigación para producir el conocimiento que la sociedad necesita (OECD, 2009). El indicador de producción de conocimiento científico y tecnológico señala que la mayor cantidad de artículos ISI generada en Chile es realizada por académicos de las universidades estatales. Entre 2002 y 2008, casi la mitad (47,95%) de la producción ISI, promedio anual, del país fue generada por estos investigadores. También, los académicos de universidades estatales chilenas tienen una significativa producción de artículos en publicaciones ScIELO no ISI (46,51%). Las universidades privadas tradicionales (del CRUCH) realizan, en el período 2002 a 2008, la otra casi mitad (47,60%) de la producción de artículos ISI y de publicaciones ScIELO no ISI (47,37%).

Aumento de matrículas de las instituciones chilenas

El primer fenómeno que da cuenta del crecimiento de la oferta en educación superior en el país es el incremento del número de instituciones educativas. Este fenómeno partió durante la década de 1980, pero se mantuvo durante los primeros años de la década de 1990. La posterior reducción de establecimientos se explica sobre todo por la caída en el número de Centros de Formación Técnica y de Institutos Profesionales.

En 1980 sólo ocho instituciones constituían el universo de las universidades del país. La reforma de 1980 permitió la creación de universidades privadas y, al mismo tiempo, otorgó autonomía a las sedes de algunas facultades de las universidades tradicionales, lo que en su conjunto generó la diversificación del sistema y de su oferta institucional. El peak en el número de universidades se alcanzó a mediados de los años noventa, para luego producirse el cierre de algunas entidades privadas y la fusión de otras, en el marco de una fuerte competencia por expandir sus niveles de matrícula.

Según los antecedentes del Servicio de Información de Educación Superior (SIES) del Ministerio de Educación, en la actualidad, son más de 1.184.000 los alumnos forman parte del sistema de educación superior de nuestro país, tomando en cuenta el pregrado, posgrado y postítulo. Y pese a que esta cifra crece cada año, el último tiempo ha habido novedades respecto a su distribución.

En un reciente informe, el SIES informó que las universidades del Consejo de Rectores y privadas siguen manteniendo el mayor porcentaje de estudiantes (59,8%), pero que entre el año pasado y éste su matrícula sólo aumentó un 3,2%, mientras que los institutos profesionales ganaron terreno incrementando su número de alumnos en un 10,4%, lo que se traduce en 30 mil alumnos nuevos.

Ahora, si hay que hablar de la matrícula total de pregrado hubo un incremento del 4,6% en comparación al año anterior, pasando de 1.065.158 estudiantes a 1.114.640. Este aumento también se vio impulsado -a juicio del SIES- por los institutos profesionales, ya que su matrícula total creció un 10,7%. Las universidades del Consejo de Rectores, en tanto, registraron un aumento del 4,5% y los planteles privados, una mínima variación de 0,3%.

El trabajo del SIES deja ver que Ingeniería Comercial, Enfermería, Derecho, Psicología, Ingeniería Civil Industrial y Kinesiología disminuyeron este año la cantidad de alumnos nuevos respecto al año anterior. Sin embargo, muestra un incremento en la matrícula de primer año en Ingeniería Comercial y Psicología.

En el caso de los centros de formación técnica e institutos profesionales algunas de las carreras con más matrícula de primer año son Técnico en Prevención de Riesgos, Ingeniería en Prevención de Riesgos, Técnico en Construcción y Obras Civiles y Técnico en Electricidad y Electricidad Industrial.
En el estudio de Matrícula 2013 del SIES se confirma la tendencia hacia una mayor matrícula técnica y el aumento de estudiantes que ingresan a CFT e IP. Explican que el 2010 por primera vez el ingreso a primer año en este tipo de instituciones superó el 50,1% del ingreso total a la educación superior y que en 2013 llegó a 55,8%, en contraposición con el 44,2% que ingresa a una universidad.

Aumento en la tasa de titulación de las instituciones chilenas

El enorme aumento de las matrículas de pregrado, ha provocado también un aumento de las titulaciones de profesionales. En los últimos cinco años la cantidad de titulados del sistema chileno creció 50,3%, alcanzando los 156 mil titulados en el año 2012. La tasa de titulación de los programas de Educación Superior ha ido en notorio aumento en el sistema chileno. Según datos del Servicio de Información de Educación Superior (SIES), del Ministerio de Educación, pasamos de 104.055 titulados en 2008 a 156.436 en el año 2012, considerando tanto programas de pregrado, como postítulo y posgrado.







 Las cifras del SIES evidencian un incremento a nivel global de la cantidad de titulados del 50,3% en los últimos cinco años. Algo similar a lo que ocurre específicamente con los titulados de carreras de pregrado, que en igual periodo aumentaron en 50,2%. En el caso de los titulados de posgrado el aumento ha sido aun mayor, llegando a 75,5%.

Según el reciente informe Titulación 2012, elaborado por el SIES (publicado en Diciembre 2013), de las 156 mil personas que se titularon en 2012 en educación superior, la gran mayoría (136.421) corresponde a titulados de carreras de pregrado. El resto se reparte entre titulados de posgrado (10.414) y postítulo (9.601). En relación al tipo de institución de educación terciaria desde la cuales se titulan los chilenos, se evidencia que el 60,6% de los titulados en 2012 lo hicieron de una universidad; 23,6% de un instituto profesional (IP) y el 15,8% de un centro de formación técnica (CFT).

Ahora, si el análisis se centra solo en las universidades, se puede observar que las privadas muestran un incremento en sus tasas de titulación de 51,3%, en el período 2008 – 2012. Muy por sobre las universidades pertenecientes al Consejo de Rectores (Cruch), que en igual período experimentaron un alza de titulación del 14,7%.

Odontología, carrera en vía al colapso

Trabajando.com realizó una investigación en la que se analizó el mercado laboral de las carreras profesionales que tienen su mercado laboral más saturado en el país. Luego de revisar las ofertas laborales que son publicadas en el sitio web de Trabajando.com y compararlas con otros datos, por ejemplo, los publicados por mifuturo.cl del Ministerio de Educación, el estudio detectó que existen al menos nueve carreras profesionales que están "sobre saturadas" actualmente en Chile.

En carreras como Veterinaria, Biología, Psicopedagogía y Relaciones Públicas, el porcentaje de egresados que trabaja en áreas relacionadas con lo que estudió no sobrepasa el 15%, ya sea porque el campo laboral es muy pequeño o por el alto número de profesionales existentes. Si bien odontología todavía tiene una buena inserción laboral, según informa mifuturo.cl del Ministerio de Educación (sobre el 88,8%), es también la carrera (dentro de las 18 con exclusividad universitaria), que más ha aumentado sus matrículas de pregrado en la última década (253,1%), asimismo, es la carrera que más ha aumentado su tasa de titulación entre las carreras del área de la salud en el mismo período (233,3%).

En el estudio publicado por el SIES en el mes de Diciembre de 2013, de las aproximadamente 700 carreras que se imparten en el país,  odontología aparece en el sexto lugar, dentro de las carreras que más han aumentado su tasa de titulación durante los últimos cinco años (72%). Lo anterior, es consecuencia del aumento indiscriminado de matrículas que se ha producido como consecuencia del Crédito con Aval del Estado (CAE). Desde su aparición las matrículas de odontología se han multiplicado exponencialmente, con una amplia gama de “calidad” en la formación impartida, sólo el 35% de los programas está acreditado, y de estos, sólo tres universidades tienen acreditada la carrera por el tiempo real que dura (8,8% del total de las carreras impartidas).




Si consideramos los 13.632 estudiantes de odontología existentes en el año 2013 y por otro lado que hasta el año 2003 en Chile se titulaban aproximadamente 200 nuevos dentistas cada año, podemos concluir que actualmente se están formando  la misma cantidad de dentistas que en antaño se formaban en más de 68 años,  lo que indudablemente nos llevará al colapso en el corto plazo (máximo 6 años), por otro lado, si sumamos a esto que la población de Chile se está incrementado a una tasa menor al 1% entre cada censo, el colapso es inevitable.

Referencias:
  1. “Evolución Matrícula Educación Superior de Chile Periodo 1990 – 2009”, Rodrigo Rolando M., Juan Salamanca V., Marcelo Aliaga Q. / Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SIES).
  2. “Educación Superior en Chile” Centro Nacional Tuning Chile. Presentación Educación Superior.
  3. “Matrícula 2013, La matrícula en educación superior aumenta y cambia su distribución” Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SIES) Mineduc.
  4. “Expansión de la Educación Superior en Chile” Gobierno de Chile, Ministerio de Educación.
  5. Quality Assurance in Higher Education in Chile” informe de la OCDE, (Noviembre 2012).
  6. “Aseguramiento de la Calidad: Políticas Públicas y Gestión Universitaria”, Gonzalo zapata, Ivo Tejeda.
  7. “Boletín de Educación Superior”, Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SIES). Mineduc (Diciembre 2013).
8.     “Evolución de la Educación Superior en cifras”, Biblioteca Congreso Nacional.
9.     “Posgrados en Chile se duplican en los últimos seis años y matrícula llega a 36 mil alumnos” Consejo Nacional de Educación (Fuente: El Mercurio)
10.  “Titulados de pregrado aumentan un 50% en cinco años” La Tercera 10 de Febrero 2014.



miércoles, 12 de febrero de 2014

Nuestro país mantiene uno de los sistemas de salud más segregados del mundo. Existe una salud para ricos, jóvenes y sanos, cuyos elementos más visibles son las ISAPRES y clínicas con elevado nivel tecnológico y hotelería de lujo; y otra para pobres, viejos y enfermos, asegurados por FONASA y mayoritariamente atendidos en la red de salud pública.

Chile, tierra de desigualdades

(Segunda parte)
La desigualdad en salud
Dr. Sergio Cousiño M.
Consejero Nacional


Chile cuenta con una esperanza de vida al nacer de 77.7 años,[1] en tanto que la tasa de mortalidad infantil es de 7,9 por mil, cifras que son la más alta y la más baja respectivamente de América del Sur. Cifras de 1999 de la OMS refieren una tasa de mortalidad general de 510.7 por 100.000 habs. De ellos el primer lugar corresponde a enfermedades del sistema circulatorio (150.3), luego neoplasias malignas (124.2), enfermedades transmisibles (67.5) y causas externas (57.6).

A pesar de que nuestros “macro-indicadores” sanitarios (esperanza de vida, mortalidad infantil, etc.) son buenos en relación a lo que invertimos en salud (cerca del 8% de nuestro PIB en 2011), ellos en realidad son una herencia de las políticas de salud pública implementadas en la década de los ‘60 y comienzos de los ‘70 (acceso al agua potable, fortificación de harinas, yodación de la sal, fluoración del agua, entre otras) y muestran señales de estancamiento.


El sistema de salud en Chile está regido por leyes de la república siendo el Gobierno y su Ministerio de Salud la entidad central encargada de supervisar el cumplimiento de estas. El Sistema Nacional de Servicios de Salud (SNSS), comprende al propio Ministerio así como a sus organismos dependientes: el Fondo Nacional de Salud (Fonasa), la Superintendencia de Salud, el Instituto de Salud Pública de Chile, la Central Nacional de Abastecimiento (CENABAST) y la Secretaria Regional Ministerial de Salud, que incluyó como institución al Servicio Metropolitano de Salud del Ambiente (SESMA).
La atención de salud de los chilenos está a cargo de un sistema público y privado. FONASA es el ente financiero encargado de recaudar, administrar y distribuir los dineros estatales destinados a salud. El sector privado está representado por las ISAPRE (Instituciones de Salud Previsional) o aseguradoras de salud.
Los procesos de cambios demográficos y epidemiológicos, en particular el envejecimiento de la población (CEPAL proyecta que para Chile en 2050 la tasa de dependencia será de 61,4%, con un 23,6% de habitantes mayores de 64 años y sólo un 14,4% de habitantes menores de 15 años) nos obligan a repensar la forma en que aseguramos una vida saludable para las personas. Lo anterior resulta aún más preocupante si consideramos que nuestro gasto en salud es bastante bajo en relación a los países desarrollados con los que tanto nos gusta compararnos (7,5% del PIB en 2011 para Chile versus 12% promedio de la OCDE, según el Banco Mundial). Esto es aún peor en el caso del gasto público en salud, que en Chile alcanza sólo a un 3,5% del PIB, mientras que el promedio de la OECD estuvo en 8% durante el 2011.
Nuestro país mantiene uno de los sistemas de salud más segregados del mundo. Existe una salud para ricos, jóvenes y sanos, cuyos elementos más visibles son las ISAPRES y clínicas con elevado nivel tecnológico y hotelería de lujo;  y otra para pobres, viejos y enfermos, asegurados por FONASA y mayoritariamente atendidos en la red de salud pública.
¿Cómo funcionan los sistemas de salud para unos y otros?
Las personas que tienen recursos económicos pueden comprar seguros en ISAPRES. Sin embargo, en general los planes de salud sólo permiten la atención con algunos prestadores preferentes, no cubren todas las patologías, no reembolsan todos los medicamentos y hacen todo lo posible para no pagar las licencias ni nada que signifique reducir sus márgenes. Además, las ISAPRES evitarán asegurar a personas mayores, mujeres o personas con enfermedades preexistentes, aumentando el costo de la prima a pagar o sencillamente negándose a asegurarlos.
Dado que el sistema logra quedarse con una población sana y con alta capacidad de pago, a nadie debiesen extrañar las obscenas utilidades de esta industria, que alcanzaron en 2012 los $80.436 millones de pesos (equivalente a más o menos 170 millones de dólares), lo que significa un aumento de 3,7% respecto del año anterior.
Negocio redondo para un sistema minoritario. De hecho, según la última encuesta CASEN 2011, sólo un 12,9% de la población está afiliada a alguna ISAPRE, con un promedio de edad de 32,6 años, un porcentaje de mujeres de 48% y un ingreso autónomo promedio de $1.124.552 pesos.
Si miramos ahora lo que pasa con el sistema público, FONASA, como seguro de salud público, tiene por objetivo cubrir a toda la población que no es capaz de pagar un plan privado de salud. Es así como en este seguro está afiliado el 81% de la población, mayoritariamente los más pobres o más viejos, con ingresos autónomos promedio de $308.456 pesos, según la Casen 2011. El gasto per-cápita en este sistema es 67,5% menor al del sistema privado (información de FONASA). Como se puede ver, en Chile, la población más modesta se arregla como puede, mientras los más privilegiados se atrincheran en el sistema privado, en el paradigma opuesto a un sistema realmente solidario.
Estamos frente a un Estado sobreideologizado, que no opera como garante y que favorece sistemáticamente lo privado por sobre lo público, permite o promueve este sistema privado de salud segregador que, como si fuera poco, recibe dinero de origen estatal y lucra con éste. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las primas que recibe por concepto del plan AUGE-GES, en donde, según cifras de la Superintendencia de Salud (Julio 2011 - Junio 2012), el sistema privado utiliza sólo el 51,4% de esta prima para cubrir las prestaciones AUGE de sus usuarios y el 48,6% restante, equivalente a 4.120.429 UF, va directo a utilidades.
Pero el sistema de aseguramiento es sólo una parte del problema. El acceso a varios medicamentos claves para el tratamiento de patologías complejas se ve dificultado por su elevado costo y baja disponibilidad. Chile es un paraíso para el lucro de los laboratorios y cadenas farmacéuticas. Así, incluso si el paciente consiguiere acceder a la consulta médica que le permita conocer un diagnóstico, en varias ocasiones podría ver frustrada la posibilidad de acceder a la terapia correspondiente.
Chile se ubica entre los países con mayor gasto de bolsillo en salud según informe OCDE 2013
El Informe Panorama de Salud 2013 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), el estudio se realiza cada dos años y compara distintos indicadores sanitarios entre los 34 países miembros. Este estudio determinó que cada familia gasta en Chile aproximadamente un 4,6% de su presupuesto familiar en salud, según el último informe Panorama de la Salud 2013 de la OCDE, situándolo en el primer lugar del ranking, sólo seguido por México y Corea, mientras que el promedio de los países miembros del conglomerado es de 2,86%.
“De cada 10 mil pesos que gasta una familia de su bolsillo, ¿Cuánto se destina a salud? En Chile esa proporción es de 4,6 %,  la más alta de los países de la OCDE y que habla de un sistema de seguros imperfecto…La razón fundamental de este tremendo gasto de bolsillo es fármacos”, señaló el ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien agregó que este ítem representa un 45%.
“Lo que golpea mucho más violentamente cuanto más pobre es la ciudadanía”, agregó la autoridad, quien reiteró la necesidad de avanzar en los proyectos de ley que buscan reducir la carga económica que significa hoy para los chilenos enfrentar una enfermedad.
Otro de los datos que arroja el informe de la OCDE es aumento de la participación de medicamentos genéricos en el mercado, con excepción de Chile, donde apenas alcanza al 30 %, lejos del 75% que registra Alemania y el Reino Unido. Nuestro  país fue el que más creció anualmente respecto al  consumo de productos farmacéuticos. Entre 2009 y 2011 se elevó en un 12,1%, cuadriplicando el crecimiento que hubo entre 2000 y 2009, de un 2,9%.
“Ser el país que más incrementa el gasto en bolsillo, nos convierte en un mercado bastante atractivo para la industria farmacéutica, el gasto en medicamentos aumenta 10% per cápita cada año, aproximadamente, siendo el ítem de mayor aumento en salud, para nuestro usuarios”
Chile: Salud bucal de país tercermundista
A pesar que Chile ha tenido un crecimiento económico sostenido los últimos veinte años y producto de ello fue incorporado a la OCDE junto a los países más ricos del mundo, la salud oral continúa siendo un tema rezagado en el área de la salud. Resulta irónico que teniendo actualmente un exceso de profesionales odontólogos en el país, el acceso a la atención odontológica siga siendo un privilegio de unos pocos y no un derecho para la gran mayoría de nuestros compatriotas.
A pesar de los esfuerzos hechos por los últimos Gobiernos, siendo una de las reformas más importantes la incorporación de las Garantías Explícitas de Salud (GES) con el fin de garantizar igualdad de derechos e implementar políticas basadas en la equidad y solidaridad entre otros aspectos. A pesar de estos avances en materia de equidad, hay áreas menos priorizadas por los tomadores de decisión, pese a la relevancia que tiene para la población chilena, especialmente en los segmentos socioeconómicos medios y bajos, entre estas áreas postergadas está la salud oral.
El 27,8% de la población declara no haber visitado nunca a un dentista, o al menos no haberlo hecho los últimos cinco años, en los niveles educacionales más bajos este porcentaje aumente dramáticamente al 44,6%. Acceder a la atención odontológica significa para el usuario hacer un gasto de bolsillo prácticamente del 100%, por tanto en Chile tienen “derecho a sonreir” sólo quienes tienen los recursos para financiar sus tratamientos, esta situación deja  aproximadamente el 70% de la población discriminada, sin  tener acceso a ellos.
El sistema de salud en Chile: La siguiente pelea ciudadana

En la “marcha de los enfermos, convocada por el periodista Ricarte Soto y su esposa la periodista Cecilia Rovaretti, vimos a miles de personas movilizarse en las calles por un mejor sistema de salud. La mayoría de los manifestantes, enfermos crónicos y graves, salieron a plantear parte de los problemas que enfrentan los enfermos en nuestro país: segregación en el sistema de salud y falta de acceso a medicamentos. Esta es otra expresión de algo que ya resulta insoportable: la brutal inequidad de nuestro sistema. Lo anterior pone de manifiesto un tema pendiente para el Estado: un sistema de salud que es en sí un problema y cuyo cambio será la causa de la siguiente demanda ciudadana en la agenda de las movilizaciones sociales en Chile.


Por todo lo anterior, no resulta extraño que al observar el “Estudio de Valores Sociales”, realizado por el Departamento de Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Santiago, al preguntar, ¿Cuál de los siguientes temas generan más problemas en el Chile de hoy?” un 51% de los consultados (mayores de 18 años que viven en zonas urbanas) respondió: “el sistema de salud”, el número más alto de respuestas entre las alternativas propuestas.
Por su parte, al consultar cuáles son las tres mayores preocupaciones personales, fue el “acceso a la salud” la más mencionada con un 42% de las respuestas. En los sectores medios y bajos la mayor preocupación es el “acceso a la salud” asunto que es de menor importancia que para los sectores medios altos y altos. En este último caso el “tema salud” podría tener que ver con el costo del acceso más que con el acceso mismo, peor aún, si observamos el estudio de la OCDE, donde Chile se ubica entre los países con mayor gasto de bolsillo en salud.
En el mismo estudio, sólo un 2% piensa que el “sistema de salud con el sistema ISAPRE es apropiado y debe conservarse” y un 17% señala que “necesita algunos cambios pero debe conservarse”, un 37% cree que “debe ser modificado sustancialmente” y un 39% que “debe ser reemplazado por otro sistema”, es decir, más de tres de cada cuatro personas creen que el sistema requiere cambios muy profundos.  
Algo huele muy mal en Chile, esta realidad no es para poner orgulloso a nadie. Es fundamental que el país reflexione acerca de  los cambios que se deben introducir en nuestro modelo sanitario para que vuelva a ser equitativo y de calidad. Es indispensable remover la conciencia de la ciudadanía ante un sistema sanitario que debería producirnos indignación y vergüenza.
REFERENCIAS;
  • “Panorama de la Salud 2013” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
  • “Estudio de Valores Sociales” realizado por el Departamento de Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Santiago (2013)
  • Chile: Ingresos de país desarrollado y salud oral tercermundista, Dra. María José Monsalves

·                   “Chile se ubica entre los países con mayor gasto de bolsillo en salud “ según informe OCDE 2013

  • La Tercera Jueves, 21 Noviembre, 2013.
  • Chile se ubica entre los países con mayor gasto en salud, Ministro Jaime Mañalich (21 de noviembre de 2013).
  • El sistema de salud en Chile: La siguiente pelea ciudadana (Revolución Democrática)