sábado, 9 de noviembre de 2019


Chile triplica la cantidad de Dentistas recomendada por la OMS
UNA VERDAD QUE INCOMODA
Por Dr. Sergio Cousiño M.
Presidente Capítulo Ejercicio Liberal


“Una verdad incómoda” (título original en inglés: An Inconvenient Truth) es una película documental del director Davis Guggenheim acerca de la campaña del exvicepresidente de Estados Unidos Al Gore, para educar a los ciudadanos sobre el calentamiento global a través de una exhaustiva presentación de diapositivas. La idea de documentar los esfuerzos de Gore vino de la productora Laurie David, quien vio su presentación en una reunión del ayuntamiento de Nueva York sobre el calentamiento global, la que coincidió con el estreno de The Day After Tomorrow. Laurie David estaba tan entusiasmada con la exposición de Gore que, junto al productor Lawrence Bender, se reunió con Guggenheim para adaptarla a una película. Tras exhibirse en el Festival de Cine de Sundance de 2006 y estrenarse en las ciudades de Nueva York y Los Ángeles el 24 de mayo de 2006, logró el éxito por parte de la crítica y el público, además de ganar dos premios Óscar por mejor documental y mejor canción original. Desde su lanzamiento, se ha atribuido a Una verdad incómoda el despertar la conciencia del público internacional sobre el cambio climático y revigorizar el movimiento ecologista. Su secuela, Una verdad muy incómoda: Ahora o nunca se estrenó en cines el 28 de julio de 2017.
Una verdad incómoda en Odontología
La carrera de odontología en Chile cumplió 100 años de existencia legal, al mismo tiempo, cumplió 38 años de desregulación. Actualmente la cantidad de Cirujano Dentistas en Chile casi triplica las necesidades reales del país, al igual que el documental de Al Gore, es necesario despertar la conciencia de la ciudadanía sobre este tema que se ha transformado en un engaño y una verdadera estafa para los jóvenes y sus familias, en especial para los jóvenes de menores recursos. Lamentablemente, la carrera de odontología esta viviendo la secuela del documental de Al Gore, “una verdad muy incómoda para la odontología, ahora o nunca”, se hace necesario de manera urgente regular lo que está ocurriendo con la profesión, ya que a este ritmo de titulaciones para el año 2026 la cantidad de dentistas va a cuadruplicar las necesidades reales del país, y para el año 2035 esta recomendación estará superada en seis veces.
El origen del problema

El neoliberalismo es una política económica que, desde sus primeras versiones, ha promovido una re-fundación del paradigma liberal clásico de los siglos XVIII y XIX, y su aplicación técnica en las economías de todo el mundo. En lo central, esta perspectiva sostiene que el libre mercado es el mejor espacio para la asignación e intercambio de los recursos económicos y, por lo mismo, su aplicación fue presentada a mediados del siglo XX como una alternativa ante la ineficiencia de la intervención del aparato público estatal en la coordinación económica.
La primera aproximación chilena a esta ideología, se produjo el año 1955, cuando el decano de la Facultad de Economía de la Universidad Católica de Chile, Julio Chaná, suscribió un acuerdo con la Agencia Americana para el Desarrollo Internacional (USAID), para que aquella Facultad entablara un vínculo académico con su símil de Chicago, por entonces una de las instituciones más decididamente orientada en desarrollar y difundir las doctrinas que luego serían el soporte teórico del neoliberalismo. En razón de este convenio UC-Chicago, se conformó en Chile un grupo de pensamiento económico a contracorriente de las concepciones predominantes en Chile en esta materia, cuyas fórmulas marcaron la transformación económica realizada por la dictadura cívico militar.
Algunos de los estudiantes que partieron a las aulas de Chicago y que posteriormente fueron conocidos como los Chicago boys, fueron: Sergio de Castro, Pablo Baraona, Álvaro Bardón, Emilio Sanfuentes, Rolf Luders, Sergio de la Cuadra, Manuel Cruzat, Ernesto Silva, Cristián Larroulet, Felipe Lamarca, Ernesto Fontaine, Miguel Kast y Joaquín Lavín. Varios de ellos ocuparon altos puestos en distintas reparticiones de gobierno durante la dictadura en los setenta y ochenta.
Desde un comienzo, fue notorio que no todos los militares compartían la adhesión al neoliberalismo. De esta forma, el conflicto ideológico al interior de la Junta Militar tuvo como eje principal la disputa entre las orientaciones nacional-corporativistas y las tendencias proclives al neoliberalismo. El año 1975 Milton Friedman visita Chile, hacia el año 1978, el triunfo del neoliberalismo como doctrina ideológica de la Junta de Militar fue evidente, lo que culminó con la salida del General Gustavo Leigh de la junta.
 


Las reformas neoliberales implementadas en Chile durante las décadas de 1970 y 1980, significaron en términos económicos y sociales la proyección de una nueva manera de afrontar el desarrollo de la sociedad, constituyéndose en una revisión radical de la política económica del país durante los últimos tres cuartos del siglo XX. Atrás quedó el control que en dichas materias ejerció el Estado, situación que se agudizó aún más durante el mandato de Salvador Allende Gossens. Finalmente, el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 conllevó la puesta en marcha de una nueva política económica, hasta el momento no aplicada en el país.
Chile fue el primer caso donde se introdujo el paquete de medidas neoliberales. No hubo restricción alguna: se introdujo la lógica de mercado no sólo en lo económico, sino que también en lo laboral, educacional, en materia de salud, de pensiones, entre otros. Fue Chile porque se gestó un momento único para hacerlo: una dictadura que permitiría introducir sus políticas, y un grupo de economistas formados en Estados Unidos por Milton Friedman, ideólogo del libre mercado, que ocuparían los cargos técnicos para posibilitar su ejecución. Probablemente ningún país democrático permitiría introducir todas estas medidas completamente, por eso hablamos de un momento único para hacerlo. Las ideas de libre mercado, vale decir, los agentes privados son quienes toman las decisiones eficientes para asignar los recursos, y por tanto, el Estado o los sindicatos, deben reducirse a su mínima expresión, puesto que son ineficientes o interrumpen esa asignación eficiente de recursos, se volvieron hegemónicas en el debate de las ideas. Al no existir oposición, pues fueron oprimidos, el neoliberalismo logró capturar el sentido común.
Por eso no es de extrañar que, con la vuelta a la democracia, el neoliberalismo siguiera siendo hegemónico, e inclusive se profundizara, a pesar de que económicamente sólo logró un crecimiento promedio anual del 2,9% del PIB en 16 años de dictadura  (inferior al 4% de crecimiento promedio anual entre el año 1950 y 1970), con caídas del orden de 17% y 14% del PIB en 1974 y 1982, alcanzando los peaks históricos que se tenga registro en desempleo en 1982 y de desigualdad económica en 1987 (French-Davis, 2014). Sólo una ideología  plenamente arraigada en nuestras conciencias podría sobrevivir a aquello.
Esta lógica neoliberal resulta sumamente perjudicial para la ciudadanía tanto en planos micro como macro. Al respecto, a nivel micro, es posible verificarlo en el sistema educativo, donde un porcentaje importante de la población recibe una educación con rendimientos académicos deficientes consecuencia, por un lado, del abandono del Estado con sus establecimientos públicos por motivos de su minimización, y por otro, de establecimientos particulares subvencionados que, al funcionar con lógicas empresariales, minimizan costos que se requieren para mejorar la calidad educativa. Mientras, una proporción muy minoritaria (que totaliza un 7% de la matrícula), accede a una educación con buenos desempeños académicos ya que puede pagar por ella.
En salud ocurre lo mismo, donde también se diseñó institucionalmente que quienes pudiesen pagar por salud pudiesen ser atendidos en clínicas, y quienes no, entonces deben ser atendidos en hospitales públicos. Se generó de esta manera un Sistema de Salud segregado, uno para jóvenes, ricos y sanos que se atienden en el sector privado en clínicas con alta tecnología y hotelería de lujo y otro para viejos, pobres y enfermos que deben ser atendidos por el Sistema público. Las diferencias entre ambas atenciones son igual de significativas que la diferencia entre el desempeño de establecimientos educacionales particulares pagados y los liceos públicos.
En el sistema de pensiones la lógica individualista también resulta ser perjudicial para aquel porcentaje mayoritario de la población que, por razones socioeconómicas, no ha podido cotizar uniformemente por 30 años, ni acumular grandes sumas de ahorro, ya que reciben remuneraciones que bordean la mediana de Chile, la cual oscila en torno a los $400 mil pesos.
En lo macro, la lógica neoliberal también resulta ser perjudicial para nuestro modelo de desarrollo económico. La minimización Estatal, además de pauperizar sus servicios en lo educacional y en la salud, ha hecho que carezca de estrategia para desarrollar económicamente al país. Este desafío se ha dejado en manos de privados que sólo velan por sus propios beneficios, funcionando de manera desarticulada y sin un propósito común. Evidencia de ello es que sigamos teniendo una estrategia de exportación mayoritariamente de recursos naturales de bajo valor agregado. Esta estrategia la hemos tenido durante gran parte de nuestra historia económica, y ha registrado fracasos económicos dolorosos para nuestro pueblo.
Vale la pena recordar la crisis internacional de 1875, que hizo caer los precios de nuestras materias primas estrella, el cobre, el trigo y la plata, en cerca del 50%, pudiendo provocar un colapso económico, el cual sólo fue evitado con la incorporación de territorio salitrero a nuestro país, recurso que pasó a ser nuestro nuevo producto estrella de exportación. Sin embargo, nuevamente en 1929 se produjo una crisis internacional de proporciones que hizo que nuestra economía fuera la más golpeada del mundo según la World Economic Survey, con caídas del PIB que demoraron 20 años en recobrar los mismos niveles.
Hoy seguimos con la misma estrategia. Cerca del 50% de nuestras exportaciones dependen del cobre, similar al 68% que ponderaba el salitre en nuestras exportaciones de 1920 (McQueen, 1924). El resto se trata mayoritariamente de recursos naturales con bajo valor agregado. El peligro de esta baja diversificación productiva es la enorme vulnerabilidad a la que nos expone. Crisis como las pasadas podrían volver a ocurrir, como nos recordó la crisis de 1998 y la del 2008.
Nuestro modelo de recursos naturales de bajo valor agregado ha hecho que requiramos de pocas habilidades productivas. Esto nos limita y nos hace incapaces de innovar y generar conocimiento colectivo para la transformación de nuestra economía. Así también, limita en términos de calificación y desarrollo humano a nuestros trabajadores, ya que para realizar una economía extractiva de recursos naturales, no se requiere de profesionales ni técnicos. Por tanto, transformar nuestro modelo de desarrollo económico a uno que produzca mayor valor agregado implica también transformar la situación de los trabajadores a una de mayor desarrollo humano. Para ello, se debe necesariamente enfrentar las posturas limitantes que impone la ideología del neoliberalismo.
La Educación Superior en Chile

Desde sus inicios, la educación superior en Chile y en Latinoamérica, privilegió el humanismo y el concepto de Universidad creadora de cultura y diseminadora de valores, atendiendo a las demandas sociales de manera de ser críticos sociales y ayudar a superar las desigualdades y la pobreza (Mayorga, 2009). De esta forma, los distintos modelos de Universidad que se han ido desarrollando en nuestro país desde la creación de la primera, la Universidad en Chile en 1842, han planteado de manera indistinta estos dos objetivos educacionales, especialmente en el modelo de Universidad en que se les delega no sólo la transmisión de conocimientos, sino la creación de ellos mediante la investigación.

La institución universitaria ha formado parte de la República de Chile desde prácticamente sus inicios, en una primera instancia (1842) con la creación de la Universidad de Chile. Asimismo, el Estado diversificó su rol en la educación haciéndose cargo en un principio de las escuelas primarias, de las instituciones de carácter técnico como la Escuela de Artes y Oficio, creada en 1849 para el desarrollo del país en el ámbito industrial, y el polo “liceo-universidad” liderado por la Casa de Bello. Más tarde y como una forma de preparar profesionales y técnicos orientados principalmente al sistema productivo, dada la creciente demanda por industrialización entre los años 1930 y 1960, por Decreto de Gobierno se funda la Universidad Técnica del Estado en 1947 y se crea también un Departamento de Investigaciones y de Orientación Educacional y Profesional, como vínculo permanente entre la universidad y la industria.
Sin embargo, las universidades no sólo surgieron del Estado a través de la acción de los gobiernos de la época, sino que emergieron de sectores de la sociedad como la iglesia o las comunidades regionales que no encontraron en el Estado una respuesta a sus demandas particulares, o una fuente única para formar a los futuros profesionales y líderes de nuestro país. De esta forma, el sistema creció y se desarrolló a partir de una matriz público-privada o mixta muy fuerte, con bajos niveles de coordinación y complementación.
El Consejo de Rectores nace por ley en 1954, la que establece que el 0,5% de los impuestos fiscales y de los derechos de aduana y exportación serían destinados a la investigación universitaria.
Hacia fines de la década de 1950, las universidades chilenas eran financiadas en su mayor parte por el Estado y todas las instituciones ocupaban el espacio de lo público. Mientras las entidades estatales eran financiadas casi en un 100% con recursos fiscales, las particulares recibían recursos que fluctuaban entre un 60% y 80% de su presupuesto.
Más tarde, con la reforma iniciada hacia fines de los años 60 y principios de los 70 se generaron importantes cambios que fueron drásticamente erradicados por la dictadura militar. Esta situación correspondió al brusco paso del denominado “Estado de Compromiso” (alianza y acuerdos de distintos sectores sociales cuyo objetivo inmediato era el mejoramiento de las condiciones de vida, principalmente a través del desarrollo industrial y mejoras en educación, salud y vivienda), característico de los años 60, al “Estado Subsidiario” de los años 80, que dio origen a un sistema en donde el sector privado ha sido relevado y la educación transitó desde un concepto de bien público a bien de consumo. Así, las universidades estatales evolucionaron desde un espacio en lo público a sobrevivir y competir incluso entre ellas, comportándose también como entes privados. Desde ese lugar, no debían existir diferencias con las universidades privadas, aun cuando la naturaleza jurídica de las estatales restringiera su accionar en el nuevo “mercado de la educación”. Esta evidencia constituye una primera diferencia histórica.
En el año 1981 fue promulgada en Chile la "Ley general de Universidades". Esta ley cambió radicalmente el contexto en que se desenvolvería la Educación Superior en nuestro país a partir de ese momento, con los objetivos de expandir la matrícula (que había caído un 30 % desde 1975), diversificar el sistema de educación superior y estimular la competencia entre las instituciones, se autorizó la creación de universidades privadas así como de nuevas instituciones no-universitarias de educación superior, llamados institutos profesionales (IP) y centros de formación técnica (CFT) (Bernasconi & Rojas, 2003). Pasamos de 8 universidades, con una matrícula total aproximada de 119.000 estudiantes, a 57 universidades con una matrícula total que supera los 700.000 estudiantes universitarios y a una matrícula total de la Educación Superior que supera el 1.200.000 estudiantes. En los países de la OCDE uno de cada 10 estudiantes egresados de la enseñanza secundaria va a la universidad, en Chile lo hace uno de cada 3, es decir, en Chile están accediendo a la educación superior universitaria, jóvenes carentes de las capacidades y hábitos de estudio necesarios para llegar a la universidad, lo que genera stress a estos estudiantes al verse superados por la realidad de la exigencia académica, a pesar que la asignatura con más horas en la mayoría de las carreras se llama “ventana”, espacios sin clases y con horas libres, por las cuales los estudiantes cancelan igual.
Quizás una de las normas de la Ley general de Universidades que mas cambios provocó, fue el hecho de que se podían crear universidades a través de una escritura pública que debía contener el acta de constitución y los estatutos por lo que debía regirse la entidad. Esto significó que 21 de las 35 universidades privadas no pertenecientes al Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH) que existen hoy, se fundaran gracias a la concesión gubernamental de la dictadura cívico militar de aquel período, con escasos requisitos académicos y apenas con una revisión jurídica de los estatutos, hecho que no ha cambiado significativamente hasta el día de hoy ya que desde el año 1990 a la actualidad, se han seguido creando nuevas universidades privadas con un escaso marco regulatorio y aseguramiento de la calidad (Mönckeberg, 2005).
El financiamiento fue reformulado y los aportes que recibían las universidades estatales y no estatales estarían conformados a partir de 1981 por tres instrumentos, principalmente: el Aporte Fiscal Directo, el Aporte Fiscal Indirecto y los aranceles universitarios. Adicionalmente, se instauraron fondos concursables para investigación. En la actualidad las universidades del Estado, cubren sólo el 15% de sus costos con aportes estatales, por lo que se ven obligadas a cobrar altos aranceles a los estudiantes para poder financiarse.
El Aporte Fiscal Directo (AFD), creado por el DFL N°4 de 1981, estaría destinado a financiar la investigación científica y tecnológica, así como la extensión universitaria. Su monto sería decreciente hasta llegar, en 1986, a un 50% del valor asignado en 1980 y su distribución se realizaría de acuerdo a un porcentaje determinado por Decreto Supremo. Con un criterio modificado a partir de 1989, este aporte está conformado hasta hoy por dos componentes: una base del 95% que se distribuye según criterios históricos y otra parte variable, del 5%, que pretende medir el progreso académico de la institución.
El AFD históricamente ha beneficiado a la mayoría de las universidades no estatales del Consejo de Rectores. Incluso si estos recursos se dividen por la cantidad de alumnos de cada institución, se observa que 11 Universidades Estatales (de 16) y sólo cuatro universidades no estatales (de nueve) se encuentran bajo el promedio de la relación AFD/alumno.
El Aporte Fiscal Indirecto (AFI), creado por el mismo DFL Nº 4 de 1981, es en teoría un incentivo para que las instituciones de educación superior aumenten su calidad a través de su estudiantado. Este aporte se distribuiría en principio entre las 25 instituciones del Consejo de Rectores, según la preferencia de los 20 mil mejores postulantes que ingresaran a ellas. A partir de las leyes Nº 18.681 (1987) y N° 18.768 (1988) el AFI se distribuye entre las instituciones (independientemente de su naturaleza jurídica y nivel) que matricularan a los alumnos con los 27.500 mejores puntajes de la PAA (hoy PSU) en el primer año de estudios, considerando el año inmediatamente anterior.
El financiamiento por la vía de aranceles (becas, créditos y/o pago directo) ha crecido en los últimos años, significando en la mayoría de los casos más del 70% de los presupuestos universitarios.
Finalmente, si se considera la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) como referente de las políticas públicas en educación superior desde los años 90 (la Ley General de Educación de 2009 no innovó en esta materia), la referencia escueta al objetivo, rol, fin o misión de la educación superior en Chile, evidencia la falta de definiciones en la relación que tendría el Estado con el sistema en general. Respecto a las universidades estatales, la referencia a ellas es en el marco de su autonomía académica, económica y administrativa. También establece que las normas por las cuáles se regirán, corresponderán a sus propios estatutos o, supletoriamente, al Estatuto Administrativo y Código Civil. Pero no existe ninguna referencia al rol que les compete en la sociedad chilena, específicamente a sus deberes o derechos. Cabe mencionar, además, que las universidades estatales, tienen que cumplir con un número más exigente de leyes que afectan su desarrollo académico integral, de las cuales no están afectas las universidades no estatales. A modo de ejemplo, las universidades estatales transforman pesos privados en públicos y las universidades no estatales transforman pesos públicos en privados.
Odontología 102 años de historia y 38 años de mercado
La carrera de Odontología ha seguido desde sus inicios con esta tradición de la Enseñanza Superior en Chile, como se refleja en lo publicado por la prensa el día de la inauguración de la primera Escuela Dental en 1911 y como consecuencia a un hecho criminal resuelto por su fundador, el Dr. Germán Valenzuela Basterrica, y que conmovió a la opinión pública: "La Escuela Dental de la Universidad de Chile, con el conjunto de sus clínicas, presenta un doble aspecto interesante: uno, la labor social, y el otro, la enseñanza aplicada". Sin embargo esta rica tradición a nivel educacional de la odontología, se vio alterada por la promulgación de la reforma educacional de 1981, la que con el objetivo de garantizar la libertad de enseñanza, entregó en gran medida la regulación de la Enseñanza Superior al mercado, lo que generó la mercantilización de las relaciones, la competencia, la negociación individual y la sobre valoración de la iniciativa privada, en relación a las actividades propias de la educación superior (Espínola, 1991). A más de un siglo de ser reconocidos legalmente como “cirujanos dentistas” –por la ley 3.301–, los odontólogos poco tenemos que celebrar: si bien nuestra historia institucional en Chile comienza con la proeza loable del Dr. Germán Valenzuela Basterrica, a quien se le adjudica la creación de la primera Escuela Dental del país, lo cierto es que la historia de nuestra profesión como la conocemos actualmente no comienza en 1917 como nos han dicho, sino que en marzo de 1981; fecha en que entra en vigencia la Constitución Política de la República de Chile. El antedicho documento consagra en su tercer capítulo el rol subsidiario del Estado chileno en materias de salud y educación, garantizando acceso más no cobertura ni financiamiento, dos pilares fundamentales para la reducción de inequidades en nuestro país, estableciendo de esta manera una falsa “libertad de elección”, y favoreciendo así la instalación de “nichos” empresariales en estos sectores. Lo anterior se traduce en la proliferación desproporcionada de instituciones privadas educativas y de salud en nuestro país, con la consiguiente apertura de numerosas sedes universitarias de carácter privado que imparten la carrera de odontología, y de múltiples megaprestadores de salud que contratan odontólogos para cubrir las necesidades de su cartera de convenios (Cabrera, 2017) .
Estudiantes de odontología: “Los niños símbolo del lucro”
La Odontología en Chile ha sido una de las áreas médicas más afectadas por esta desregulación de la Educación Superior. desde la promulgación de esta reforma, no sólo quedó al arbitrio del mercado y sin mayores exigencias de calidad, sino que, ante la gran cantidad y exceso de profesionales egresados, ha comenzado a producirse una progresiva precariedad laboral, así como evidentes problemas en la calidad de los profesionales que egresan año a año (Palavecino, 2014). Actualmente la cesantía existe en la profesión, esto afecta principalmente a los recién egresados que deambulan por las clínicas dentales establecidas dejando un currículum por si se presentara alguna posibilidad, por otro lado, cada día es más frecuente encontrar colegas jóvenes en ellas ocupando cargos de asistente dental, ya que además de estar cesantes, cargan sobre sus espaldas millonarias deudas por crédito universitario. Odontología no sólo tiene los programas de estudio mas caros de la Educación Superior, sino que además deben agregarse los costos de los insumos, materiales e instrumental necesario que debe adquirir el estudiante para su formación y frecuentemente, se suman también los costos en que deben incurrir los estudiantes para financiar los tratamientos de los pacientes y no repetir el año, lo cual para ellos tendría un costo aún superior. Los dentistas recién egresados, en medio de un panorama en el que se ven desfavorecidos, están forzados en su mayoría a comenzar a trabajar en megaprestadores privados de salud donde muchas veces son tratados como mano de obra desechable debiendo soportar, entre otras cosas, cambios de contrato de manera unilateral, el pago de hasta de un 15% del total de actividades que realizan, no tener derecho a vacaciones ni a licencia médica, y el amedrentamiento constante de sus empleadores, quienes en conocimiento de la situación actual, deslizan de cuando en vez la posibilidad inminente de ser reemplazados.
El crecimiento exponencial de la matrícula de odontología

Odontología de  la misma manera que la inmensa mayoría de las carreras, ha aumentado exponencialmente sus matrículas a partir de fines de la década del 90 y vuelve a acelerarse a partir del 2003 luego de la creación del CAE (Crédito con Aval del Estado) alcanzando el año 2019 una matrícula en primer año de 2.135 nuevos estudiantes y una matrícula total de 14.445 estudiantes en 32 programas que se imparten en la actualidad.(Gráfico 1)

 
Gráfico 1: Evolución de la matrícula de Odontología Fuente: Consejo Nacional Educación
En la actualidad la carrera de odontología se imparte en 21 universidades, De las 21 Universidades que imparten la carrera, hay 32 programas de Odontología a lo largo del país. La mayoría se dicta en 1 sede, con excepción de: la Universidad Mayor, la Universidad del Desarrollo y la Universidad Autónoma imparten la carrera en dos sedes, la Universidad Andrés Bello en 3 sedes, y la Universidad San Sebastián y Pedro de Valdivia en 4 sedes.  La Universidad San Sebastián, la Universidad Andrés Bello, la Universidad del Desarrollo, la Universidad Autónoma y la Universidad Mayor, estas universidades privadas por si solas concentran el 46,66% de la matrícula total de la carrera, 6.741 estudiantes (Gráfico 2).
 





Gráfico 2  Muestra las universidades que concentran el mayor número de matriculas de odontología, entre las siete universidades del gráfico concentran mas del 60% de la matrícula total de la carrera.

DISTRIBUCION GEOGRAFICA DE LA MATRICULA

La matrícula de odontología se distribuye geográficamente en 12 ciudades del país, Santiago concentra la mayor parte de los programas (11 programas en total) concentrando así 6.551 matrículas (el 45,42% de la matrícula total de la carrera). Seguida por Concepción que concentrando 5 programas con de 2.290 estudiantes (el 15,85% de la matrícula tota)l, se agrega Viña del Mar con 1.259 estudiantes, Temuco con 1.012 estudiantes y Valdivia con 712 matrículas. Estas cinco ciudades en conjunto concentran una matrícula total de 11.534 estudiantes que representan en conjunto el 79,84% de la matrícula total de la carrera.

DISTRIBUCION GEOGRAFICA
PROGRAMAS
1º AÑO
TOTAL
PORCENTAJE
SANTIAGO
11
948
6561
45,42%
CONCEPCION
5
335
2290
15,85%
VIÑA DEL MAR
2
170
1259
8,71%
TEMUCO
3
171
1012
7,00%
VALDIVIA
2
109
712
4,92%
TALCA
1
80
554
3,83%
VALPARAISO
1
71
484
3,35%
ANTOFAGASTA
2
59
469
3,24%
LA SERENA
2
81
448
2,89%
PUERTO MONTT
1
47
368
2,54%
IQUIQUE
1
63
243
1,68%
CHILLAN
1
1
45
0,31%
MATRICULA TOTAL
32
2135
14445
100,00%

Gráfico 3: Distribución geográfica Matricula de Odontología

Este aumento de matrículas ha provocado ha provocado también un aumento de titulaciones de Cirujano Dentistas,  en especial, a partir de la década 2000 al 2009 donde las titulaciones de dentistas aumentaron en 2,56 veces comparado con la década anterior 1990 al 2000 y peor aún, casi 6 veces en la última década del 2010 al 2019 si lo comparamos con la década del 90, faltando aún las titulaciones del 2019, que se proyectan en 1.860 nuevos dentistas. (Gráfico 4 y gráfico 5)


Grafico 4: Titulación de dentistas por año. Fuente Superintendencia de Salud

TITULACIONES DE DENTISTAS POR DECADA
DECADA
TITULACIONES
1970-1979
1.633
1980-1989
2.036
1990-1999
2.045
2000-2009
5.237
2010-2019
12.197


Gráfico 5: Titulación de Cirujano Dentistas por década (Fuente Superintendencia de Salud RNPS)

De tal manera, que la titulación de dentistas ha provocado un aumento sostenido y desregulado de profesionales en el país, superando con creces las recomendaciones de organismos internacionales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda 1 dentista cada 2.000 habitantes en los países subdesarrollados y 1 dentista cada 3.000 o 3500 habitantes en los países desarrollados, dependiendo del daño de salud bucal existente en cada país. Por otro lado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico  (OCDE), recomienda 1 dentista cada  1.785 habitantes. Al 31 de Agosto de 2019 en el Registro de Prestadores de la Superintendencia de Salud había 24.498 dentistas. Si consideramos la proyección del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), de una población de Chile para el año 2019 de 18.751.000 habitantes, nos da una relación para Chile de 1 dentista cada 765 habitantes, superando en 2,6 veces la recomendación de la OMS.

Considerando la recomendación de la OMS, y asignando la cantidad de dentistas ideal por sector de beneficiarios, para atender a los beneficiarios del sector público, se requieren 7.875 dentistas, existiendo actualmente 5.475 dentistas, lo que representa un déficit  de un 30,48% dentistas, para alcanzar la recomendación de la OMS (2.400 profesionales faltantes). Por otro lado, si hacemos el mismo ejercicio en el sector privado, idealmente se requieren 2.625 dentistas para dar cobertura a los beneficiarios de ese sector, existiendo en la actualidad una relación de 1 dentista cada 187 personas en el sector privado. Si consideramos una asignación ideal del recurso humano del sector, basado en la recomendación de la OMS, nos encontramos que en Chile están sobrando actualmente 13.998 dentistas, que representan el 57,14% de los dentistas registrados en la Superintendencia de Salud.




 


Gráfico 6: Evolución de dentistas por año Fuente Superintendencia de Salud (RNPS)

El Convenio Andrés Bello (CAB) 

Es una organización  de integración educativa, científica, tecnológica y cultural en el ámbito iberoamericano. Fue creada con el fin de contribuir al desarrollo equitativo, sostenible y democrático de los países miembros, a partir del Tratado suscrito en Bogotá, el 31 de enero de 1970, sustituido en Madrid en 1990. Mediante este convenio, odontólogos titulados en Colombia, Ecuador y Uruguay, revalidan en forma automática su título profesional en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, sin que exista ningún filtro sobre la formación recibida por estos colegas en sus respectivos países, a diferencia de colegas titulados en otros países, quienes deben rendir un examen de revalidación de sus títulos en universidades chilenas.
En el Registro Nacional de Prestadores de Salud, el 9,53% de los colegas inscritos es de nacionalidad extranjera, de los cuales un 4,9% son de nacionalidad colombiana, le sigue el 3,4% de nacionalidad ecuatoriana y de otras nacionalidades en menor porcentaje.
De los dentistas extranjeros en Chile, 2,054 han validado su título en el Ministerio de Relaciones Exteriores sin ninguna garantía de su calidad formativa (88%), 163 en la Universidad de Chile (7%), 56 en el Ministerio de Educación (2%) y 62 en otras universidades chilenas (3%).

Casi el 90% de los odontólogos extranjeros que trabajan en Chile, han validado sus títulos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, sin que el Estado chileno tome las precauciones necesarias del aseguramiento de la calidad de la formación de esos profesionales y la calidad de la atención que brindarán a los usuarios, tanto en el Sistema Público como en el Sistema Privado de Salud. Cabe mencionar el caso del Colegio Odontológico Colombiano, donde los profesionales egresados de ese lugar, estudian la carrera en ocho semestres y sin licenciatura, sin embargo, el Ministerio de Relaciones Exteriores chileno los reconoce como odontólogos y se registran como tales en la Superintendencia de Salud.

Gráfico 7: Validación de Titulo Dentistas extranjeros en Chile. Fuente: Superintendencia de Salud (RNPS)


Especialidades odontológicas: el nuevo nicho de negocio de las universidades chilenas

En la Comunidad Económica Europea, existen aprobadas por el Parlamento Europeo distintas tipologías de especialidades odontológicas (másteres, posgrados, cursos de especialización y de experto, formación continua, etc.). Cabe destacar, que las universidades en los países desarrollados no entregan títulos habilitantes para ejercer profesión alguna, las universidades entregan sólo grados académicos, (licenciatura, magíster y doctorados), los títulos habilitantes para ejercer una profesión en la mayoría de los países los entregan los Colegios Profesionales de la orden profesional respectiva, es decir, todos los licenciados de alguna profesión universitaria, deben rendir un examen que es el mismo para todos, independiente de la universidad de la cual hayan egresado, de modo de asegurar que todos los que ejercen una profesión determinada, tengan un estándar de calidad en la formación profesional homogéneo, incluso se busca en la Comunidad  Económica Europea, entre los distintos países que la integran, que los programas formativos de las universidades sean también similares independiente del país donde se formó cada profesional. Hasta el año 1981 en Chile, la única universidad que otorgaba títulos habilitantes para ejercer una profesión era la Universidad de Chile, que por ser la universidad estatal más antigua, el Estado delegaba en ella esta función, es decir, los licenciados de otras universidades chilenas debían dar su examen de grado en esta casa de estudios para obtener su título profesional, de manera que todos los que tuviesen un título profesional en el país, hubiesen cumplido con los mismos estándares de exigencia en cuanto a calidad formativa e idoneidad profesional. A partir del año 1981, luego de la promulgación de la Ley General de Universidades, se entregó autonomía a las universidades, de manera que cada una de ellas autónomamente y de acuerdo a sus propios parámetros y criterios entregan títulos habilitantes para ejercer las distintas profesiones, lo que ha significado un desregulado aumento de profesionales en todas la áreas, incluida la carrera de odontología.

En cuanto a los postgrados, en la Comunidad Económica Europea, la convocatoria se hace una vez al año por el Ministerio de Sanidad de cada país, teniendo en cuenta un informe previo realizado por el Ministerio de Educación en el que se especifica el número de plazas a ofrecer de acuerdo con las necesidades asistenciales del país. Ortodoncia y Cirugía Bucal son las únicas especialidades reconocidas en la mayoría de los países miembros de la Unión Europea (UE). Ortodoncia no está reconocida como especialidad en Austria, Luxemburgo y España. Cirugía bucal, es entendida como odontólogos especialistas que realizan cirugías mayores (operación de labio leporino, cirugía ortognática etc.). Periodoncia, Odontopediatría, Prótesis y Endodoncia son, en ese orden, las cuatro especialidades con más presencia en el conjunto de países de la UE. Las cuatro son comunes en al menos el 40% de los Estados miembros, por lo que cumplen los requisitos para su designación como especialidades, por otro lado, cerca del 80% de las actividades de salud bucal en la UE, son realizadas por los odontólogos generales.
En Chile en cambio, se inventan especialidades que no existen en ningún otro país del mundo y al igual que ocurre con los programas de pregrado, se imparten programas de especialización sin regulación alguna de la calidad, ni de la cantidad de matrículas ofrecidas. Actualmente con registro en la Superintendencia de Salud existen en Chile 7.890 dentistas con especialidad. Si consideramos que la recomendación de la OMS para nuestro país es de 9.376 dentistas, de estos, el 84,15% de ellos serían especialistas, lo que evidentemente resulta ser un exceso.






Gráfico 8: Dentistas con especialidad. / Fuente: Superintendencia de Salud / 2018 (RNPS)

Las universidades chilenas, han encontrado un “nuevo nicho de negocio” con las especialidades, aprovechando la formación precaria del pregrado entregada por ellas mismas a los estudiantes, pretenden ahora obligar a los egresados a realizar una especialidad. Los costos cobrados por estos programas de especialización en Chile son escandalosos y abusivos, en promedio, triplican los montos cobrados por el resto de universidades latino americanas y europeas. “Las universidades son mejor negocio que la cocaína” con rentabilidades promedio de UF + 40% anual. Esta rentabilidad calculada sobre  el patrimonio inicial declarado por ellas cuando fueron creadas, comparado con el patrimonio actual, declarado por ellas mismas (Basso, 2017). Si los pregrados tienen esa rentabilidad a todas luces excesiva, los postgrados tienen una rentabilidad aún superior, por lo que a los estudiantes de ellos, considerando el exceso de dentistas especialistas y la precariedad laboral que ha ido en aumento, les será imposible recuperar esta inversión en toda su vida laboral.

Cesantía en Chile, el 41% tiene título técnico o universitario

En Chile, 267.580 personas con títulos de educación técnica o universitaria están sin trabajo, correspondiente al 41% de la población desempleada, de acuerdo a la información del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
De ellos, un 95% son recién egresados y que están en busca de un empleo. “En promedio, ese sector debe llevar unos tres meses buscando trabajo. Ahí, la experiencia puede jugar un rol importante”, según lo informado por Fabián Duarte director del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile.
Y la cifra es aún más alarmante ya que en total son 648.820 los desocupados del país. 1.550 nunca estudió, 378.800 solo completaron la educación básica y media, 95.780 tienen educación técnico, 158.330 título profesional universitario, 12.990 posee postítulo y maestrías y 480 doctorados. Asimismo, la población en la que más se concentra la cesantía es en el segmento de los millenials (nacidos entre 1981 -1997).
NIVEL EDUCACIONAL
CANTIDAD
PORCENTAJE
SIN ESTUDIOS
1.550
0,21%
EDUCAION BASICA Y MEDIA
378.800
58,46%
EDUCACION TECNICA
95.780
14,93%
EDUCACION UNIVERSITARIA
158.330
24,43%
POSTITULO
12.990
2,00%
DOCTORADO
480
0,07%
TOTAL
647.930
100%



Gráfico 9: Cesantía en Chile / Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas (INE)



Gráfico 10: Distribución de la cesantía en la Educación Superior / Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas (INE)
El análisis de los datos, muestra que el 41,23% de los cesantes en Chile posee educación terciaria, Técnica Profesional o Profesional Universitaria. Si consideramos sólo la educación universitaria o superior, vemos que el 64% posee educación universitaria completa y postítulos, lo que deja en evidencia, que estos niveles educacionales, no aseguran la inserción laboral de estos profesionales. Los profesionales universitarios desempleados aumentaron más de 60% en 4 años, Según el INE, mientras en el trimestre julio-septiembre de 2013 los desocupados con ese nivel educacional sumaban 76.120 personas, actualmente superan los 171.800. Muchas universidades están vendiendo los magíster como “parte del paquete del pregrado”,  dejando a las personas en una situación complicada al momento de buscar trabajo, ya que no tienen experiencia laboral, salen con dos cartones y al momento de presentarse a postular a un trabajo, tienen mayor capacidad en un área, sin embargo, no necesariamente están mejor preparados.(Gráfico 10)

Inteligencia Artificial, el nuevo invitado a la fiesta

El término inteligencia artificial representa un conjunto de disciplinas de software, lógica, informática y filosofía que están destinadas a hacer que los computadores realicen funciones que se pensaba que eran exclusivamente humanas, como percibir el significado en el lenguaje escrito o hablado, aprender, reconocer expresiones faciales, etc. El campo de la inteligencia artificial tiene una larga historia tras de sí, con muchos avances anteriores, como el reconocimiento de caracteres ópticos, que en la actualidad se consideran como algo cotidiano.

La Inteligencia Artificial (IA), término acuñado en 1956, surgió como preocupación académica, política y de competencia industrial al terminar la Segunda Guerra Mundial. Hace tiempo abandonó el espectro de la ciencia ficción para colarse en nuestras vidas y, aunque todavía en una fase muy inicial, está llamada a protagonizar una revolución equiparable a la que generó Internet.

La Inteligencia Artificial (IA) es la combinación de algoritmos planteados con el propósito de crear máquinas que presenten las mismas capacidades que el ser humano. Una tecnología que todavía nos resulta lejana y misteriosa, pero que desde hace unos años está presente en nuestro día a día a todas horas (Robots aspiradoras, peajes sistema free flow en carreteras, cajeros robots en supermercados, etc.).
Los avances en IA ya están impulsando el uso del big data debido a su habilidad para procesar enormes cantidades de datos y proporcionar ventajas comunicacionales, comerciales y empresariales que la han llevado a posicionarse como la tecnología esencial de las próximas décadas. Transporte, educación, salud y cultura, ningún sector se resistirá a sus encantos.
Expertos vaticinan que el desarrollo de la IA, el mayor reto tecnológico de la historia, dará a luz una nueva generación de robots autónomos capaces de atender nuestras necesidades. Pero ¿constituirán una amenaza? El filósofo sueco de la Universidad de Oxford, Nick Bostrom, anticipa que "existe un 90% de posibilidades de que entre 2075 y 2090 haya máquinas tan inteligentes como los humanos", por otro lado, Stephen Hawking aventura que las máquinas superarán completamente a los humanos en menos de 100 años. Cualquier intento por detener esto, resulta tan ineficaz y sin destino, como cuando los artesanos pretendieron detener la Revolución Industrial (1760-1840), los humanos fueron reemplazados por máquinas que en una hora realizaban el trabajo que cien hombres realizaban en un día, lo que generó que el ser humano se enfocara en trabajos de intelectualidad, la cual ahora esta amenazada de ser reemplazada por los robots. La voz del filósofo británico Nick Bostrom, de la Universidad de Oxford, compara nuestro destino con el de los caballos, cuando fueron sustituidos por los automóviles y los tractores. En 1915, había en EE. UU. veintiséis millones de estos equinos. En la década de los cincuenta, quedaban solo dos millones. Los caballos fueron sacrificados para venderse como comida para perros. Para Bostrom, la IA supone un riesgo existencial para la humanidad comparable con el impacto de un gran asteroide o el holocausto nuclear. Todo ello, por supuesto, siempre que podamos construir ordenadores pensantes.
El futurólogo Raymond Kurzweil, que hoy trabaja en la división de Ingeniería de Google, a finales de los 80, aseguró que hacia 1998 un ordenador ganaría a un campeón mundial de ajedrez: ocurrió en 1996, cuando Gari Kasparov perdió una partida contra el programa informático de IBM Deep Blue. En esos años, también imaginó que Internet, por entonces una red relegada a instituciones académicas, se extendería por el mundo. Ahora afirma que en 2045, las computadoras serán mucho más potentes que todos los cerebros humanos de la Tierra juntos. La tecnología se ha ido masificando a una velocidad superior a lo pronosticado.
Se ha aceptado generalmente que los trabajos realizables con IA tienden a ser: a) de oficina, repetitivos: redacción de reportes o elaboración de hojas de cálculo; b) conducción de taxis en automóviles autónomos; c) tareas fabriles repetitivas automatizadas; d) informes corporativos de ganancias, deportivos, de dietas o ejercicios, basados en minería de datos; e) diagnósticos médicos, recomendaciones de tratamientos f) cirugías en el campo de la salud.
Por la naturaleza cambiante de la IA, si bien es difícil calibrar su impacto en la dinámica y estructura en los procesos productivos y del mercado laboral, se señala la IA como determinante de la dinámica del empleo y los salarios futuros. Muchos estudios anuncian grandes cambios ocupacionales alrededor del mundo, en base a los avances en Aprendizaje Automático (Machine Learning, ML), que incluye Minería de Datos, Visión Artificial, Estadística Computacional, Robótica Móvil (Mobile Robotics, MR). En efecto, en una o dos décadas un 47% del empleo actual en Estados Unidos, podría reemplazarse, elevando la polarización salarial y la desigualdad. Hacia el 2055, sería automatizado al menos el 30% de las tareas en 60% del total de ocupaciones en la OCDE y en Estados Unidos, según McKinsey Global Institute (2017); y el Boston Consulting Group predice que para 2025, el 25% del empleo sería reemplazado por software inteligente o robots en el Reino Unido. No obstante, algunos efectos de la digitalización ya agravan la precarización del empleo: en efecto “los sitios web de trabajo en plataformas de micro-tareas y el trabajo con aplicaciones de la economía de plataformas podrían recrear prácticas laborales que se remontan al siglo XIX y futuras generaciones de «jornaleros digitales»” (OIT, 2019). Lo cual demanda garantizar plena protección social y derechos laborales.

Dada la heterogénea estructura económica de los países, el margen de sustitución del empleo es variado, por lo que se imponen análisis finos según los contextos particulares. Para países en desarrollo, como América Latina y el Caribe, por los costos de la tecnología de punta, la velocidad de penetración de la Inteligencia Artificial es más limitada que en la OCDE y sus consecuencias en el empleo, podrían tener un efecto mas retardado. Sin embargo, en nuestro país por ejemplo, la implementación del Sistema free flow en las plazas de peaje, dejo desempleado al 80% del personal existente antes de implementarlo, asimismo, la implementación de cajeros robots en los supermercados, esta reduciendo paulatinamente el empleo para los cajeros tradicionales, la huelga realizada por el Sindicato de los trabajadores de Supermercados Líder, no pudo detener la implementación de esta tecnología, sino que solo logro en parte retardarla.

Por otro lado, la IA y la robótica será de gran ayuda en la mayoría de los países, donde el envejecimiento de la población va igual de acelerado que la tecnología, ya que en el mediano plazo, se quedarán sin mano de obra para el mantenimiento de su producción de productos y  servicios, incluido el cuidado de las personas de tercera edad,

Por todo lo anterior, se enfatiza la urgencia de tasar la IA en función de la naturaleza socializante del trabajo y del ser humano y de las connotaciones morales de ésta y no restringirla a los factores cuantitativos del crecimiento y, en aras de la competitividad empresarial y no aceptar, cualquier tecnología que reduzca los costos productivos.
El Parlamento Europeo, frente a esta vertiginosa irrupción de la IA y de la robótica en nuestra sociedad, los ha llevado a plantearse la necesidad de crear una normativa para regular su uso y empleo y evitar, de este modo, posibles problemáticas que puedan surgir en el futuro. Una de ellas, señala que  las máquinas tributarán a la seguridad social. Su entrada en el mercado laboral impactará sobre la mano de obra de muchas empresas. Los robots deberán pagar impuestos para subvencionar las ayudas de los desempleados. En Chile, al contrario, se legisla apasionadamente para una “reducción de la jornada laboral”, que en el actual contexto, se producirá de igual manera, dejando una cada vez mayor cantidad de desempleados. La Ley de las 40 hrs. no sólo resulta absurda, sino que además añeja, del siglo pasado o antes, el verdadero problema hoy día es otro, la gente perderá sus puestos de trabajo en el mediano plazo. ¿cómo enfrentaremos como país esta situación?
El odontólogo del futuro, ¿un robot?
El ejercicio profesional de los odontólogos no está ajeno a esta tecnología, los dentistas robóticos no son nuevos y en la actualidad ya han trabajado como asistentes para profesionales humanos en diferentes tareas. A mediados del  año 2017, el portal South China Morning Post reportó que en la ciudad china Xian, capital de la provincia Shaanxi, donde habitan más de tres millones de personas, se llevó a cabo un procedimiento de implante dental a cargo de un robot. Aunque había personal médico humano presente durante la operación, no desempeñaron un papel activo mientras se llevaba a cabo el implante a una paciente. De acuerdo con la publicación la operación, en la que no intervinieron directamente los odontólogos que tan sólo vigilaron el procedimiento, se le instalaron dos implantes y tardó cerca de una hora. El robot ejecutó el implante de un diente dentro de un margen de error de 0.2-0.3mm, alcanzando el estándar requerido para este tipo de operación.
El robot fue desarrollado por personal de la Escuela Médica Militar de Xian y la Universidad de Beihang en Beijing. Según el Dr. Zhao Yimin, principal especialista en rehabilitación oral del continente que trabaja en el hospital, el robot combina la experiencia de los dentistas y los beneficios de la tecnología. Los dientes artificiales implantados fueron creados con impresión 3D.
En China existe una alta demanda de servicios odontológicos que no ha sido adecuadamente compensada con la formación de odontólogos. Se estima que alrededor de 400 millones de pacientes necesitan dientes nuevos. Cada año se llevan a cabo cerca de un millón de implantes en este país.
El robot que fue puesto a prueba está diseñado para determinar los movimientos, el ángulo y la profundidad necesarios para ajustar los nuevos dientes dentro de la boca de un  paciente. En Estados Unidos también se adelantan pruebas con robots diseñados para realizar implantes dentales. Por otro lado, en Alemania, creado por Dirk Wiechman, fue diseñado un robot ortodoncista, que en interacción con un ordenador, diagnostica, elabora planes de tratamiento e instala los brackets a los pacientes, con mayor precisión que un odontólogo humano, lo que permite un control más específico y un resultado más estético para los pacientes, Los Cirujano Dentistas no estamos ajenos a esta tecnología, por lo que más temprano que tarde, terminaremos siendo también afectados.



Robot implantólogo diseñado en China (año 2017)

CONCLUSIONES

Lo que ocurre con la odontología en Chile, es en gran medida resultado de un modelo económico neoliberal, sembrado durante la dictadura militar y que los gobiernos democráticos han cultivado durante los últimos 30 años, cosechando crecientes y profundas desigualdades sociales y económicas, que estos días han quedado en evidencia con la crisis económica y social que azota a nuestro país.

Por otro lado, el actual sistema educativo, tanto público como privado, ha relegado el producto más valioso de la educación y ha puesto el foco fundamentalmente en la producción de capital humano, como un mero insumo en la función productiva de un sistema económico. Se ha desterrado el resultado esencial de un sistema educativo, que se constituye en ese intangible difícil de medir, que es su contribución al bienestar y a la convivencia pacífica de la ciudadanía.

Hace mucho tiempo existe evidencia y consenso, incluyendo a economistas de distintas escuelas, en que el crecimiento económico de una nación no es garantía de desarrollo humano para un país en su conjunto. Chile, a partir de la crisis que estamos viviendo estos días, será el caso mundial y paradigmático al respecto.

La “libertad de elegir” propiciada por el neoliberalismo de Milton Fredman, ha dejado en evidencia que el mercado es insuficiente para regular la educación en Chile, el Estado debe jugar un rol fundamental en la regulación, tanto de la calidad como de la cantidad de profesionales que se forman, conforme a los requerimientos reales del país. Hacer otra cosa es engañar y estafar a los jóvenes y sus familias, especialmente a los más vulnerables, cuyas familias no pudieron estar en el 7%, que tuvo los recursos para que sus hijos recibieran una educación de calidad. Un país que engaña a sus jóvenes, es un país que no tiene futuro.

Las desigualdades existentes en nuestro país no sólo afectan a las personas, esta desigualdad se replica a nivel empresarial. El 98% de las empresas formales en Chile son Pyme. Las Pymes en Chile aportan casi dos tercios de los puestos laborales (cinco millones de empleos directos), el 2018 el 53% de los trabajadores chilenos trabajó en empresas con menos de 50 trabajadores, el 12% trabajo en empresas que contaban con entre 50 y 199 empleados, acumulando así el 65% del total de los empleos en Chile, cifra que está por debajo de lo que ocurre en los países de la OCDE, donde la Pymes generan el 70% del empleo. En Chile, en la década del 60 las Pymes recibían el 50% del ingreso, a finales de la dictadura, recibían la mitad, el 25% del ingreso, en la actualidad perciben sólo el 13% del ingreso, lo que hace a estas empresas muy vulnerables. En odontología ocurre lo mismo, con nuestras consultas privadas (las cuales tienen categoría de Pymes), mientras los megaprestadores perciben el 87% del ingreso, nuestras consultas compiten por el 13% restante, lo que hace que la mayoría de ellas sean inviables. Los dentistas que ejercemos en el sector privado somos los más afectados por este modelo económico y que el Colegio de Dentistas más ha abandonado a su suerte.

La sobreoferta de profesionales odontólogos en Chile ha alcanzado un peak inaceptable, paulatinamente ha aumentado la precariedad laboral, llegando a extremos que el profesional recibe el 15% del valor de las actividades por el realizadas,, debiendo además cubrir con ese porcentaje el costo de los insumos utilizados en la atención del paciente. Esto no sólo resulta indigno para los profesionales que se ven forzados a trabajar en estas condiciones, sino que además es una ofensa para toda la profesión, por lo que nuestra orden profesional debe asumir de una vez por todas, una actitud decidida de denuncia de esta situación, informando a los jóvenes que desean estudiar odontología, la verdadera realidad que enfrentarán al momento de titularse, subempleo, precariedad laboral y en muchos casos cesantía, con altos niveles de endeudamiento. Nuestro Colegio ha tenido por años una actitud pasiva y tibia frente a esta situación, lo que lo coloca como cómplice pasivo de este engaño.

Por otro lado, tanto el exceso de odontólogos generales como de especialistas, no ha mejorado en nada el acceso de la población a la salud bucal, Si revisamos los estudios de brechas en el sector público, muestran que en promedio las listas de espera de especialidades odontológicas alcanzan a 17 meses, pudiendo en muchos casos llegar a los tres años, algo similar ocurre con los pacientes que no entran en el GES odontológico, quienes tampoco tienen acceso a una atención oportuna.

El efecto que ha tenido esta “odontología de mercado”, fomentando la productividad económica por sobre el cuidado de la salud bucal de la población, tanto en el sector público como en el privado, exigiendo a los colegas el cumplimiento de metas, por sobre la calidad de la atención de los pacientes ha provocado el sobrediagnóstico y el sobretratamiento de los pacientes, lo que atenta a la ética profesional y la dignidad de las personas.

La inoperancia y desregulación del Estado, sin un modelo planificador sobre la estructura del Sistema de Salud actual, es la causa principal de la sobreoferta profesional, así como la sobreterapia, tratamientos sin justificación y redundantes, cada vez más cerca de la iatrogenia que vulneran al paciente,. Por otro lado, la inoperancia  del Colegio de Cirujano Dentistas, reducido a asociación gremial por la dictadura (Febrero de 1981), el cual al no contar con la colegiatura obligatoria de los profesionales, estos últimos quedan como autoobjetores de conciencia de si mismos, sin que el Colegio pueda actuar contra ellos en casos de faltas a la ética si no están colegiados.

Lo que está ocurriendo con la odontología en nuestro país, requiere avanzar urgentemente hacia un consenso transversal, en el cual, ciertamente, debe garantizarse la participación propositiva de las diversas organizaciones sociales que operan en el seno de nuestra sociedad. Tal trabajo debe ser con una mirada a largo plazo, en pos de crear un nuevo modelo de desarrollo para el país. Uno que permita avanzar en aquellos aspectos que cohesionan a una comunidad, tales como mayor equidad, creciente confianza y colaboración entre las personas. Uno que produzca una cultura menos egoísta, menos preocupada del tener, más generosa con el otro y el medio ambiente y más preocupada del ser. Toda crisis es a la vez un peligro y una oportunidad, la “Religión del yo”, como la llama el Papa Francisco, debe ser reemplazada por una “Religión de la solidaridad”, donde la trascendencia del ser humano este al centro y deje de ser un mero instrumento de la máquina de la producción, medido sólo por su rendimiento, este modelo económico neoliberal en el mundo y particularmente en Chile está en su fase terminal.

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