miércoles, 12 de febrero de 2014

Nuestro país mantiene uno de los sistemas de salud más segregados del mundo. Existe una salud para ricos, jóvenes y sanos, cuyos elementos más visibles son las ISAPRES y clínicas con elevado nivel tecnológico y hotelería de lujo; y otra para pobres, viejos y enfermos, asegurados por FONASA y mayoritariamente atendidos en la red de salud pública.

Chile, tierra de desigualdades

(Segunda parte)
La desigualdad en salud
Dr. Sergio Cousiño M.
Consejero Nacional


Chile cuenta con una esperanza de vida al nacer de 77.7 años,[1] en tanto que la tasa de mortalidad infantil es de 7,9 por mil, cifras que son la más alta y la más baja respectivamente de América del Sur. Cifras de 1999 de la OMS refieren una tasa de mortalidad general de 510.7 por 100.000 habs. De ellos el primer lugar corresponde a enfermedades del sistema circulatorio (150.3), luego neoplasias malignas (124.2), enfermedades transmisibles (67.5) y causas externas (57.6).

A pesar de que nuestros “macro-indicadores” sanitarios (esperanza de vida, mortalidad infantil, etc.) son buenos en relación a lo que invertimos en salud (cerca del 8% de nuestro PIB en 2011), ellos en realidad son una herencia de las políticas de salud pública implementadas en la década de los ‘60 y comienzos de los ‘70 (acceso al agua potable, fortificación de harinas, yodación de la sal, fluoración del agua, entre otras) y muestran señales de estancamiento.


El sistema de salud en Chile está regido por leyes de la república siendo el Gobierno y su Ministerio de Salud la entidad central encargada de supervisar el cumplimiento de estas. El Sistema Nacional de Servicios de Salud (SNSS), comprende al propio Ministerio así como a sus organismos dependientes: el Fondo Nacional de Salud (Fonasa), la Superintendencia de Salud, el Instituto de Salud Pública de Chile, la Central Nacional de Abastecimiento (CENABAST) y la Secretaria Regional Ministerial de Salud, que incluyó como institución al Servicio Metropolitano de Salud del Ambiente (SESMA).
La atención de salud de los chilenos está a cargo de un sistema público y privado. FONASA es el ente financiero encargado de recaudar, administrar y distribuir los dineros estatales destinados a salud. El sector privado está representado por las ISAPRE (Instituciones de Salud Previsional) o aseguradoras de salud.
Los procesos de cambios demográficos y epidemiológicos, en particular el envejecimiento de la población (CEPAL proyecta que para Chile en 2050 la tasa de dependencia será de 61,4%, con un 23,6% de habitantes mayores de 64 años y sólo un 14,4% de habitantes menores de 15 años) nos obligan a repensar la forma en que aseguramos una vida saludable para las personas. Lo anterior resulta aún más preocupante si consideramos que nuestro gasto en salud es bastante bajo en relación a los países desarrollados con los que tanto nos gusta compararnos (7,5% del PIB en 2011 para Chile versus 12% promedio de la OCDE, según el Banco Mundial). Esto es aún peor en el caso del gasto público en salud, que en Chile alcanza sólo a un 3,5% del PIB, mientras que el promedio de la OECD estuvo en 8% durante el 2011.
Nuestro país mantiene uno de los sistemas de salud más segregados del mundo. Existe una salud para ricos, jóvenes y sanos, cuyos elementos más visibles son las ISAPRES y clínicas con elevado nivel tecnológico y hotelería de lujo;  y otra para pobres, viejos y enfermos, asegurados por FONASA y mayoritariamente atendidos en la red de salud pública.
¿Cómo funcionan los sistemas de salud para unos y otros?
Las personas que tienen recursos económicos pueden comprar seguros en ISAPRES. Sin embargo, en general los planes de salud sólo permiten la atención con algunos prestadores preferentes, no cubren todas las patologías, no reembolsan todos los medicamentos y hacen todo lo posible para no pagar las licencias ni nada que signifique reducir sus márgenes. Además, las ISAPRES evitarán asegurar a personas mayores, mujeres o personas con enfermedades preexistentes, aumentando el costo de la prima a pagar o sencillamente negándose a asegurarlos.
Dado que el sistema logra quedarse con una población sana y con alta capacidad de pago, a nadie debiesen extrañar las obscenas utilidades de esta industria, que alcanzaron en 2012 los $80.436 millones de pesos (equivalente a más o menos 170 millones de dólares), lo que significa un aumento de 3,7% respecto del año anterior.
Negocio redondo para un sistema minoritario. De hecho, según la última encuesta CASEN 2011, sólo un 12,9% de la población está afiliada a alguna ISAPRE, con un promedio de edad de 32,6 años, un porcentaje de mujeres de 48% y un ingreso autónomo promedio de $1.124.552 pesos.
Si miramos ahora lo que pasa con el sistema público, FONASA, como seguro de salud público, tiene por objetivo cubrir a toda la población que no es capaz de pagar un plan privado de salud. Es así como en este seguro está afiliado el 81% de la población, mayoritariamente los más pobres o más viejos, con ingresos autónomos promedio de $308.456 pesos, según la Casen 2011. El gasto per-cápita en este sistema es 67,5% menor al del sistema privado (información de FONASA). Como se puede ver, en Chile, la población más modesta se arregla como puede, mientras los más privilegiados se atrincheran en el sistema privado, en el paradigma opuesto a un sistema realmente solidario.
Estamos frente a un Estado sobreideologizado, que no opera como garante y que favorece sistemáticamente lo privado por sobre lo público, permite o promueve este sistema privado de salud segregador que, como si fuera poco, recibe dinero de origen estatal y lucra con éste. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las primas que recibe por concepto del plan AUGE-GES, en donde, según cifras de la Superintendencia de Salud (Julio 2011 - Junio 2012), el sistema privado utiliza sólo el 51,4% de esta prima para cubrir las prestaciones AUGE de sus usuarios y el 48,6% restante, equivalente a 4.120.429 UF, va directo a utilidades.
Pero el sistema de aseguramiento es sólo una parte del problema. El acceso a varios medicamentos claves para el tratamiento de patologías complejas se ve dificultado por su elevado costo y baja disponibilidad. Chile es un paraíso para el lucro de los laboratorios y cadenas farmacéuticas. Así, incluso si el paciente consiguiere acceder a la consulta médica que le permita conocer un diagnóstico, en varias ocasiones podría ver frustrada la posibilidad de acceder a la terapia correspondiente.
Chile se ubica entre los países con mayor gasto de bolsillo en salud según informe OCDE 2013
El Informe Panorama de Salud 2013 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), el estudio se realiza cada dos años y compara distintos indicadores sanitarios entre los 34 países miembros. Este estudio determinó que cada familia gasta en Chile aproximadamente un 4,6% de su presupuesto familiar en salud, según el último informe Panorama de la Salud 2013 de la OCDE, situándolo en el primer lugar del ranking, sólo seguido por México y Corea, mientras que el promedio de los países miembros del conglomerado es de 2,86%.
“De cada 10 mil pesos que gasta una familia de su bolsillo, ¿Cuánto se destina a salud? En Chile esa proporción es de 4,6 %,  la más alta de los países de la OCDE y que habla de un sistema de seguros imperfecto…La razón fundamental de este tremendo gasto de bolsillo es fármacos”, señaló el ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien agregó que este ítem representa un 45%.
“Lo que golpea mucho más violentamente cuanto más pobre es la ciudadanía”, agregó la autoridad, quien reiteró la necesidad de avanzar en los proyectos de ley que buscan reducir la carga económica que significa hoy para los chilenos enfrentar una enfermedad.
Otro de los datos que arroja el informe de la OCDE es aumento de la participación de medicamentos genéricos en el mercado, con excepción de Chile, donde apenas alcanza al 30 %, lejos del 75% que registra Alemania y el Reino Unido. Nuestro  país fue el que más creció anualmente respecto al  consumo de productos farmacéuticos. Entre 2009 y 2011 se elevó en un 12,1%, cuadriplicando el crecimiento que hubo entre 2000 y 2009, de un 2,9%.
“Ser el país que más incrementa el gasto en bolsillo, nos convierte en un mercado bastante atractivo para la industria farmacéutica, el gasto en medicamentos aumenta 10% per cápita cada año, aproximadamente, siendo el ítem de mayor aumento en salud, para nuestro usuarios”
Chile: Salud bucal de país tercermundista
A pesar que Chile ha tenido un crecimiento económico sostenido los últimos veinte años y producto de ello fue incorporado a la OCDE junto a los países más ricos del mundo, la salud oral continúa siendo un tema rezagado en el área de la salud. Resulta irónico que teniendo actualmente un exceso de profesionales odontólogos en el país, el acceso a la atención odontológica siga siendo un privilegio de unos pocos y no un derecho para la gran mayoría de nuestros compatriotas.
A pesar de los esfuerzos hechos por los últimos Gobiernos, siendo una de las reformas más importantes la incorporación de las Garantías Explícitas de Salud (GES) con el fin de garantizar igualdad de derechos e implementar políticas basadas en la equidad y solidaridad entre otros aspectos. A pesar de estos avances en materia de equidad, hay áreas menos priorizadas por los tomadores de decisión, pese a la relevancia que tiene para la población chilena, especialmente en los segmentos socioeconómicos medios y bajos, entre estas áreas postergadas está la salud oral.
El 27,8% de la población declara no haber visitado nunca a un dentista, o al menos no haberlo hecho los últimos cinco años, en los niveles educacionales más bajos este porcentaje aumente dramáticamente al 44,6%. Acceder a la atención odontológica significa para el usuario hacer un gasto de bolsillo prácticamente del 100%, por tanto en Chile tienen “derecho a sonreir” sólo quienes tienen los recursos para financiar sus tratamientos, esta situación deja  aproximadamente el 70% de la población discriminada, sin  tener acceso a ellos.
El sistema de salud en Chile: La siguiente pelea ciudadana

En la “marcha de los enfermos, convocada por el periodista Ricarte Soto y su esposa la periodista Cecilia Rovaretti, vimos a miles de personas movilizarse en las calles por un mejor sistema de salud. La mayoría de los manifestantes, enfermos crónicos y graves, salieron a plantear parte de los problemas que enfrentan los enfermos en nuestro país: segregación en el sistema de salud y falta de acceso a medicamentos. Esta es otra expresión de algo que ya resulta insoportable: la brutal inequidad de nuestro sistema. Lo anterior pone de manifiesto un tema pendiente para el Estado: un sistema de salud que es en sí un problema y cuyo cambio será la causa de la siguiente demanda ciudadana en la agenda de las movilizaciones sociales en Chile.


Por todo lo anterior, no resulta extraño que al observar el “Estudio de Valores Sociales”, realizado por el Departamento de Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Santiago, al preguntar, ¿Cuál de los siguientes temas generan más problemas en el Chile de hoy?” un 51% de los consultados (mayores de 18 años que viven en zonas urbanas) respondió: “el sistema de salud”, el número más alto de respuestas entre las alternativas propuestas.
Por su parte, al consultar cuáles son las tres mayores preocupaciones personales, fue el “acceso a la salud” la más mencionada con un 42% de las respuestas. En los sectores medios y bajos la mayor preocupación es el “acceso a la salud” asunto que es de menor importancia que para los sectores medios altos y altos. En este último caso el “tema salud” podría tener que ver con el costo del acceso más que con el acceso mismo, peor aún, si observamos el estudio de la OCDE, donde Chile se ubica entre los países con mayor gasto de bolsillo en salud.
En el mismo estudio, sólo un 2% piensa que el “sistema de salud con el sistema ISAPRE es apropiado y debe conservarse” y un 17% señala que “necesita algunos cambios pero debe conservarse”, un 37% cree que “debe ser modificado sustancialmente” y un 39% que “debe ser reemplazado por otro sistema”, es decir, más de tres de cada cuatro personas creen que el sistema requiere cambios muy profundos.  
Algo huele muy mal en Chile, esta realidad no es para poner orgulloso a nadie. Es fundamental que el país reflexione acerca de  los cambios que se deben introducir en nuestro modelo sanitario para que vuelva a ser equitativo y de calidad. Es indispensable remover la conciencia de la ciudadanía ante un sistema sanitario que debería producirnos indignación y vergüenza.
REFERENCIAS;
  • “Panorama de la Salud 2013” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
  • “Estudio de Valores Sociales” realizado por el Departamento de Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Santiago (2013)
  • Chile: Ingresos de país desarrollado y salud oral tercermundista, Dra. María José Monsalves

·                   “Chile se ubica entre los países con mayor gasto de bolsillo en salud “ según informe OCDE 2013

  • La Tercera Jueves, 21 Noviembre, 2013.
  • Chile se ubica entre los países con mayor gasto en salud, Ministro Jaime Mañalich (21 de noviembre de 2013).
  • El sistema de salud en Chile: La siguiente pelea ciudadana (Revolución Democrática)

 




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