lunes, 9 de abril de 2012


¿Porqué una “Estrategia de Océano Azul”
para la Odontología?
Diagnóstico:
La odontología y por consecuencia el ejercicio de la profesión para los dentistas, atraviesa por la crisis más profunda de su historia. Un número desproporcionado de escuelas de odontología en relación a la población del país y un total aproximado de alumnos de la carrera que actualmente alcanza a 12.000 de primero a sexto año, ha provocado que el número  de dentistas en relación a la población del país,  esté prácticamente duplicado comparado a los que había el año 2000.  Tenemos  actualmente una sobreoferta profesional en relación a la recomendación de la OMS (1 dentista cada 2.000 habitantes, para los países subdesarrollados, y un dentista cada 2.500 a 3.000 para los países desarrollados, dependiendo del daño de salud bucal existente). Si consideramos a Chile como un país subdesarrollado y tenemos actualmente un dentista cada 1.140 habitantes ya tenemos una sobreoferta de un 43% de dentistas, y si el 2010 teníamos 12.000 estudiantes de odontología y estos han egresado para el 2016, en esa fecha tendremos un dentista cada 680 habitantes, o dicho de otra manera, la sobreoferta de profesionales alcanzará el 70% en relación a la recomendación de la OMS.
El ingreso per cápita de Chile actualmente bordea los US$15.000, (uno de los dos más altos de Latinoamérica) y nuestro país es el que mayor crecimiento de la riqueza disponible ha tenido en la región en las últimas dos décadas. Si Chile siguiera creciendo a este ritmo, podría superar los US$25.000 en un futuro no tan distante y alcanzar a ser considerado un país desarrollado, (en tal caso la sobreoferta de dentistas sería aún mayor). Si bien esto es cierto, no es menos cierto que la distribución de esa riqueza no es óptima, al contrario, nuestro país está entre los 15 países del mundo con peor redistribución del ingreso. Por otra parte, la inversión total del PIB en salud en Chile alcanza al 6% (suma total de la inversión pública y privada), muy por debajo del 10% que destinan los países desarrollados a este ítem (además de un PIB mucho mayor). En conclusión, Chile no tiene recursos suficientes para brindar una atención odontológica integral a sus ciudadanos, para tenerlos se requeriría de una reforma tributaria, la cual se ve como una utopía, a pesar que el Banco Mundial, la OCDE, y el Fondo Monetario Internacional la hayan sugerido para nuestro país, cada vez que se menciona esta posibilidad, inmediatamente surgen reacciones contrarias a ella de parte del empresariado y los sectores políticos afines.
Si nos ponemos en la posibilidad de que esta utopía se produjera, es decir, que hubiera una reforma tributaria en el país para aumentar los recursos disponibles del Estado, las demandas existentes son muchas, y como no tenemos parlamentarios dentistas de ningún sector político, la probabilidad de que lleguen recursos a la odontología por esta vía es muy baja, lo más probable es que se destinen a otros ítems, que tienen más presencia política que a odontología (cualquiera tiene más), por lo que aún así, es una utopía contar con ellos y pensar que se puedan solucionar los problemas de la odontología por esta vía.
El ingreso promedio de los dentistas ha ido bajando cada año (según se desprende de la información solicitada al Servicio de Impuesto Internos), la torta a repartir sigue siendo la misma, a crecido muy poco el monto de las transacciones del rubro (5,7% al año), las nuevas iniciaciones de actividades superan las 1.000 al año, y han crecido a una tasa superior al 21% anual, es lógico, cada año egresan más estudiantes de odontología, con la enorme cantidad de escuelas dentales existentes en el país. Lo más afectados por esta situación, sin duda son los colegas jóvenes, que están comenzando su vida laboral, pero también los colegas mayores, que se acercan a la edad de jubilación están afectados. Los que se encuentran en una edad media, ¿están inmunes a esto? de ninguna manera, esto avanza desde arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, cuando se encuentre en el medio, estaremos todos afectados. Aún son muchos los colegas que no han tomado conciencia de esta situación, quienes piensan que están inmunes a sus efectos, lo que es un profundo error, nadie es inmune ni está a salvo de ellos, la realidad de la odontología como la hemos conocido, está cambiando muy rápidamente para todos, la realidad socioeconómica también irá cambiando irremediablemente para todos, a medida que aumenta el número de dentistas en el país.
Los más favorecidos con esta situación son los megaprestadores de salud, que cada día están teniendo más obra de mano disponible para su negocio (a bajo costo), los más perjudicados los dentistas que ejercemos en el sector privado, que cada día será más difícil tener una consulta propia. Por un lado una normativa cada vez más compleja para ejercer la profesión, y por otro una competencia cada vez más fuerte entre los colegas para captar pacientes, bajando los precios (no los costos) donde la rentabilidad de su consulta será más deficiente, hasta que llegará un momento que deba cerrarla por ser inviable e insostenible.
El año 2011 irrumpió el Retail en el mercado de odontología (Falabella Pro), creó “OdontoAsistencia”, detrás de ella está QBE Insurance Group, la compañía de seguros más grande de Australia y una de las 20 más grandes del mundo, supera los US$14.000 millones en ventas de primas al año, afilió a dentistas a lo largo de todo Chile para que trabajen en su sistema, los dentistas no sólo colocan su trabajo con los aranceles que ellos fijan, sino que también ponen las exigencias que deben cumplir los dentistas afiliados, no sólo en los aranceles cobrados a los pacientes, sino que también en la infraestructura y horario de atención disponible para la atención de los pacientes derivados a ellos. Las demás empresas del Retail sin duda están monitoreando el resultado de Falabella, si les va bien, sin duda entrarán también en el negocio, provocando la muerte del ejercicio liberal de la profesión, de la misma manera que ocurrió a los farmacéuticos con sus farmacias.
¿Cómo enfrentar esta situación?
El libro de negocios “Blue Ocean Strategy”, de Chan Kim y Renée Mauborgne. Escrito en 2005, propone una estrategia de negocios fundada en la idea de ganar mediante la “no competencia”.
La investigación que dio origen “Blue Ocean Strategy” –sustentada en la revisión de 150 acciones estratégicas desarrolladas por 30 industrias a lo largo de 100 años-  plantea la existencia de dos tipos de estrategias de mercado, la del «océano rojo» y la del «océano azul».
La primera lleva a las empresas a competir en espacios de mercado existentes (muy explorados y en los cuales la competencia feroz tiñe de rojo sus «aguas») a través de la diferenciación o la baja de costos.
La del océano azul, en cambio, lleva a las empresas a generar un nuevo espacio de mercado haciendo irrelevante la competencia, creando y capturando nueva demanda, alineando todas las actividades de la organización con el objetivo de procurar la disminución de costos a la vez que el aumento del valor de los productos.

Son dos las alternativas posibles para la odontología, no hacer nada (como ha sido hasta el día de  hoy), esperar que el negocio de los megaprestadores crezca, cerrar nuestras consultas o terminar trabajando para ellos en las condiciones que nos impongan, y los dentistas continuamos con una lucha entre nosotros, utilizando la lógica de la guerra, derrotar a los colegas competidores. Los autores del libro “Estrategia de los Océanos Azules”, es lo que denominan una “Estrategia de Océanos Rojos”, o sea, competir en los espacios de mercado existentes, la competencia feroz tiñe de rojo sus aguas, colocando el énfasis en sostener la competitividad, lo que equivale a reconocer los límites de la guerra, a través de la diferenciación o bajo costo. Según los autores del libro, esta estrategia es la menos rentable, sin embargo es la más autodestructiva, y es la que ha existido en la odontología en los últimos años, es también la que usaron los dueños de farmacias, cuando comenzaron a aparecer las cadenas farmacéuticas, el resultado es por todos conocido. La odontología y el ejercicio de la profesión se encuentran en este camino
La Estrategia del Océano Azul es la otra opción, esta estrategia pone su énfasis en generar un nuevo espacio de mercado, haciendo irrelevante la competencia, creando y capturando nueva demanda, alineando la organización para disminuir costos a la vez de aumentar el valor de sus productos o servicios, diferenciación y baja de costos. ¿Es posible de usar esta estrategia para la odontología?, son muchas las empresas en el mundo que la han usado con éxito, los autores ponen como ejemplo el Cirque du Solei, el cual a través de esta estrategia en veinte años, ha recaudado lo mismo que los circos más famosos del mundo, han recaudado en cien años. Steve Jobs cuando creó Apple, no compitió contra IBM, como lo hicieron la mayoría de las empresas pequeñas de computación de la época, todas quebraron o fueron absorbidas por IBM, en cambio Jobs busco un mercado distinto, el del  “computador personal”, esto causó risa en el Presidente de IBM de esos años, lo calificó como “payaso”, dijo.. “, ¿a quién le va a interesar tener un computador en su casa? Es ridículo, con suerte venderá cuatro computadores”. Por cada computador que vendía IBM, Jobs vendía cien, copó el mercado de Estados Unidos y Europa con sus computadores, IBM quiso entrar en el negocio cuatro años después, pero Jobs había copado el mercado del “personal computer” en los países desarrollados, no le quedó otra alternativa que vender sus computadores en América Latina, a menores precios que los Apple. Bill Gates supo del proyecto de tesis de un estudiante universitario norteamericano, se lo compró en pocos dólares y lo vendió en varios miles de dólares a IBM, a pesar de que era un proyecto no terminado por el estudiante, se enriqueció a costa de los países subdesarrollados creando el Windows, copia del sistema operativo de Mac. En Chile muchas empresas han usado esta estrategia con éxito, los productores de palta hass, los productores de leche y los ferreteros creando cadenas de ferreterías, ChileMat y MTS son ejemplo de esto, no sólo han logrado sobrevivir en el mercado, sino que han obtenido crecimientos del 13 al 18% por año.
Desde fines el año 2010 y durante todo el año 2011 nuestro Capítulo de Ejercicio Liberal se abocó a recolectar información de la realidad de la odontología actual en Chile, el panorama no es auspicioso, al contrario se ve tremendamente complicado para todos, y la odontología se ve como un negocio en decadencia. Frente a esta situación existen sólo dos caminos posibles:
 
  1. Cada uno sigue defendiendo sólo su “metro cuadrado” y entra en una lucha fraticida contra los demás colegas, bajando precios e intentando levantar al otro sus pacientes. Esta estrategia se denomina crear “océanos rojos”, teñidos por nuestra propia sangre en una lucha sangrienta entre nosotros mismos.
 
  1. Trabajamos en equipo formando redes, para lograr crear espacios en el mercado de la odontología donde podamos agregar valor a lo que hacemos y usamos la estrategia de la no competencia, lo que se denomina “océanos azules”, manteniendo los océanos limpios, saliendo todos favorecidos con esto.
 
El primer camino es el que tomaron los farmacéuticos, y no sólo se destruyeron entre ellos, sino que finalmente las grandes cadenas de farmacias los eliminaron a todos. El segundo es el que tomaron los ferreteros formando MTS, la Red más grande de ferreterías del país, no sólo han sido capaces se subsistir al ataque del retail, sino que la gran mayoría de ellas han tenido un enorme crecimiento, no teniendo nada que envidiar a los Home Center o Easy. ¿Cuál camino escogeremos los dentistas? Como están las cosas y considerando el individualismo de la profesión, estamos siguiendo el camino de los Químico Farmacéuticos, que terminará con la autodestrucción de todos nosotros.
 
A nuestro juicio el diagnóstico de la situación está más que claro, ahora viene el segundo paso, proponer estrategias a seguir y la nuestra como Directorio del Capítulo, es invitar a los colegas colegiados a conformar redes de trabajo y claramente a construir océanos azules.
 
Muchas veces nos quejamos de terceros que por años han lucrado con nosotros en el “Negocio de la Odontología ”, cuando el negocio se les pone complicado, fracasan o quiebran y no les pagan a los colegas involucrados, estos se sienten estafados. Ejemplos hay muchos, Dentcard, Odontcard, Odonto asistencia, ChileSonríe, etc. Estos terceros han conformado redes de atención y han llegado con la atención odontológica a pacientes que no tenían acceso a ella, esto no podemos negarlo, pero ¿Cómo conformaron sus redes de atención? Con nuestras clínicas, ellos no invirtieron un peso en esto, no tuvieron que lidiar con el SEREMI (la habilitación e implementación de la consulta era de nuestra responsabilidad frente a la autoridad), tampoco con la inspección del trabajo (las leyes sociales de nuestros trabajadores eran de responsabilidad nuestra), lo mismo con el Servicio de Impuestos Internos, (las boletas a los pacientes las damos nosotros), tampoco con las Compañías de Seguros (los papeles del seguro del paciente lo firmamos nosotros asumiendo la responsabilidad).

La estrategia del océano azul aplicada a la odontología

Lo primero que debemos analizar, es cuántas personas realmente consultan al odontólogo una vez al año. En primer lugar debemos tener claro que el acceso a la odontología en nuestro país es limitado, se estima que sólo el 30% de la población tiene efectivamente acceso a ella (tanto en la atención pública como privada), de estos la gran mayoría no tiene acceso a una atención integral, es decir a todo tipo de prestaciones dentales, estando limitado también el acceso a muchas de ellas.



 

                 El último Censo nacional en el país se realizó hace diez años (2002), debe hacerse el nuevo censo en este mes (a fines de Abril), sin embargo el INE (Instituto Nacional de Estadísticas) hace una proyección de la población actual que alcanzaría a los 17.100.000 habitantes, considerando que sólo el 30% de ellos tiene acceso a la atención dental podemos concluir que 5.130.000 de ellos tiene acceso ya sea en la atención pública o privada.
Por otro lado estudios señalan  que sólo un 13% de las personas consultan el dentista al menos una vez al año (IAS). En cifras tendríamos que decir que existen 2.223.000 personas que acuden al dentista al menos una vez al año. Dicho de otra manera existe un 17% de personas que teniendo acceso al dentista no consultan, es decir 2.907.000 personas, un numero  que es un 130% comparado con el número de personas que si los hacen, el número de quienes  no consultan al dentista pudiendo hacerlo es un 30 % mayor que quienes si consultan al dentista.
Considerando la “Estrategia del Océano Azul”, y la recomendación de sus autores de buscar nuevos clientes entre quienes se encuentran al borde del mercado, ese 17% de personas que no consultan al dentista pudiendo hacerlo, representan claramente esta situación, dicho de otra manera constituyen un “océano azul” compuesto por 2.907.000 personas, potenciales pacientes para la odontología, tanto pública como privada, que no está siendo explotado.


Sin embargo, todos se concentran en captar los pacientes que se encuentran en el 13% que si consulta al dentista, con el fin de atrapar esos pacientes para sí, y levantárselos a los demás colegas, recurriendo a bajas de precios, “grupones”, y “ofertones” de todo tipo con ese fin, constituyendo un “océano rojo”, con una competencia feroz, donde la ética profesional pasa a un segundo plano. Por otro lado, esta situación favorece a terceros (incluyendo a os megaprestadores) que la utilizan en favor propio y en contra de nosotros mismos, aprovechándose de colegas que deben recurrir a ellos, para obtener recursos que les permitan subsistir y mantener a sus familias.
Pero, ¿Cuál es la razón que motiva a los pacientes consultar a un dentista? La Universidad Mayor el año 2001, realizó y publicó un estudio que llamó “Santiaguinos frente al dentista”, en el cual se le consultaba a las personas sobre distintos tópicos de la relación médico-paciente en relación a la odontología. Una de las preguntas en dicha encuesta era ¿Porqué razones acude al dentista? Las respuestas de las personas no dejan de revelar una situación que explica lo anterior, ya que la respuesta mayoritaria fue por molestias (42%) y si sumamos a esto quienes señalaron que consultan por dolor o por urgencia (5%), tenemos que en total un 47% acude al dentista sólo frente a un problema de salud odontológica que causa molestia. Un 39% de los consultados señaló acudir al dentista por control ¿será esta una respuesta políticamente correcta, o refleja la realidad? Quienes tenemos años de profesión y llevamos estadísticas de nuestros pacientes, vemos que el número de pacientes que acuden a la consulta por control, es significativamente inferior a lo que respondieron las personas. Resulta preocupante que sólo un 4% de los encuestados señalaron acudir al dentista por salud, ya que ese número mínimo de personas relaciona la salud bucal son su salud integral.

La mayor parte de las personas, ve al dentista como “un profesional de la enfermedad”, al que se debe acudir sólo si se tiene molestia, tampoco las personas ven a la “salud bucal” como parte de su salud integral. Sin hacer una “campaña de salud bucal” hacia la comunidad, esto es imposible de revertir y por ende capturar ese océano azul compuesto de casi 3 millones de personas que no consulta al dentista en un año, teniendo posibilidad de hacerlo.
Hay colegas que se sienten ajenos a la problemática que afecta a la odontología, se sienten inmunes al problema, dicen “el problema es para los colegas jóvenes, uno ya tiene su clientela”. El mismo estudio pregunta ¿acude siempre al mismo dentista? Solo un tercio responde afirmativamente a la pregunta y dos tercios dicen cambiar de dentista, o sea, la “fidelidad de su clientela” es de un 33%, dos tercios son infieles y cambian de dentista, (los índices de fidelidad que maneja el IAS, son significativamente inferiores), aunque fuese cierto lo que contestaron los encuestados, habría que preguntarle a estos colegas que se sienten inmunes ¿Usted doctor, subsiste con un tercio de sus ingresos actuales?  Sin lugar a dudas la respuesta es no.


Nadie está inmune al problema, en nuestro quehacer el diagnóstico lo hacemos con un examen clínico y exámenes complementarios, luego de tener esta información se hace el plan de tratamiento a un paciente. En administración, son los números duros los que permiten diagnosticar las situaciones objetivamente, ya que una vez que las situaciones se cuantifican con números, son o no verdaderas, las estadísticas obtenidas a través de encuestas y estudios son las que nos permiten cuantificar la realidad y sobre esa base proponer las soluciones. Nuestra propuesta de “Océanos Azules para la odontología” que dimos a conocer en la última reunión del Capítulo de Ejercicio Liberal (8 de Marzo), propone la creación de un “Directorio de Dentistas Colegiados”, donde en la página web del Colegio los pacientes puedan buscar a los profesionales que los atiendan. El día Domingo recién pasado (2 de Abril) el Colegio publicó en el diario el Mercurio (cuerpo D) un aviso de un cuarto de página invitando a los colegas colegiados a inscribirse en este registro (gratuitamente para los colegiados al día en su cuotas), es un importante avance, pero insuficiente para enfrentar la situación. Las razones para que consideremos esto insuficiente son las siguientes:
  1. Inscribirse en el “Registro Nacional de Dentistas Colegiados”, por si sólo, no genera que podamos captar ese “océano azul” compuesto por casi tres millones de pacientes que se encuentran al borde del mercado, si no va acompañado de una “campaña de salud bucal” generada por y desde el Colegio. Esta campaña debe centrarse por una parte en hacer entender a la comunidad que la salud bucal es parte de la salud integral de las personas, y por otra, hacer entender los beneficios del control periódico con el dentista, en relación a esperar al último momento, como hacen la mayoría de los pacientes, que consultan con el dentista sólo frente a un problema puntual. Esa manera de actuar provoca para ellos tratamientos más largos, más dolorosos y a la vez más costosos económicamente hablando. Tal cual como está planteada en el aviso, significa que seguimos atrapados en una estrategia de “océanos rojos”, entre dentistas colegiados y no colegiados, disputándose por captar el mismo 13% de pacientes que consulta una vez al año al dentista, sin generar una mayor demanda por atención odontológica.
  2. El generar una demanda mayor por atención odontológica, no sólo favorece a la clínica privada y al ejercicio liberal de la profesión, sino que también provoca una mayor demanda hacia el sector público. El último tiempo demuestra que las autoridades consideran las demandas, cuando las hace la sociedad movilizada, mediante manifestaciones para conseguirlas, de otra manera lamentablemente no son escuchadas. ¿la sociedad ha demandado una mayor cobertura odontológica por parte del Estado? Claramente no,  hemos sido sólo los dentistas los que hemos solicitado esto sin el apoyo ciudadano, razón por la cual ni las actuales autoridades, como tampoco las pasadas, han considerado la necesidad de aumentar tanto los puestos de trabajo para colegas en el sector público, ni la posibilidad de cobertura de Fonasa para la odontología en el sistema de libre elección. Si no lo hace Fonasa, tampoco están obligadas las Isapres a hacerlo.
  3. En el aviso se da a entender que “el atenderse con dentistas colegiados da cierta garantía de calidad para el paciente”, ¿cómo podemos garantizar esto?, no contamos con “consentimientos informados” oficiales del Colegio para los pacientes, tampoco tenemos “protocolos de atención” propios, que conozcan los colegas, existiendo una enorme variabilidad en los procedimientos. No todos los colegas colegiados están acreditados como dentistas en la Superintendencia de Salud, ni tampoco como especialistas; en el pasado se ha colegiado a “falsos dentistas”, ¿tenemos la certeza que actualmente no tengamos otros? Sin este requisito, no la tenemos, es la Superintendencia quien por ley debe definir quien es o no dentista, como también quien es o no especialista, no es rol del Colegio, estamos asumiendo un riesgo innecesariamente, ya que si publicamos a un falso dentista en el Directorio, nos puede traer problemas incluso legales. Por esta razón, nuestra propuesta incluye la exigencia de estar acreditados en la Superintendencia para estar en este registro.  
  4. Una “campaña de salud bucal” implica contar con los recursos suficientes para causar impacto, si no los tenemos, tampoco será posible realizarla, o al menos, causar el impacto buscado, o sea motivar al 17% de potenciales pacientes  a consultar al dentista como mínimo una vez al año, quienes representan ese “océano azul” para la odontología, y que debemos capturar. La campaña que llevamos adelante por la “Calidad profesional”, si bien representó un punto de inflexión entre un antes y un después de ella, no causó el impacto suficiente, prueba de ello es que no se cerró ninguna escuela de odontología a lo largo del país, no tuvimos los recursos para hacer algo mejor. Proponer una “inscripción gratuita para los colegas colegiados” puede ser popular, pero no es responsable, si no tenemos los recursos suficientes para hacer una campaña por atención odontológica que cause impacto. Nuestra propuesta incluye un pago mensual de una UCO ($14.500) para inscribirse en el Registro Nacional, si en nuestro país somos alrededor de 2.000 colegiados del sector privado, juntaríamos mensualmente 30 millones de pesos para esta campaña, al año 360 millones de pesos para este fin, con eso si se puede hacer una campaña seria, a favor de la odontología y los colegas colegiados. Si a esto sumamos el apoyo de laboratorios (Colgate, Oral B, etc.) podemos hacer una buena campaña de salud bucal, que nos favorezca a todos por igual y a un bajo costo individual. Lo importante es que exista transparencia hacia los colegas inscritos en el registro, que los recursos reunidos por todos, sean usados con ese fin y no con otros distintos a este objetivo.
Una estrategia de “Océano Azul”, significa la no competencia, al contrario, implica potenciarnos entre nosotros, de la misma manera que lo han hecho los productores de palta hass, los productores de leche y formar redes como lo han hecho Chilemat y MTS, aumentando la demanda, que no sólo les permitió sobrevivir en el mercado, sino que también crecer en el tiempo. Con esto estaremos creando alternativas reales a los colegas, que les permitan rechazar las ofertas abusivas que hacen terceros aprovechándose de ellos.
Dr. SERGIO COUSIÑO MUTIS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario