jueves, 14 de noviembre de 2013

Desigualdad y educación, un círculo que no cierra


Por: Andrés Palma Irarrázaval

El estudio de valores sociales dado a conocer por la Universidad de Santiago nos entrega mucha información importante sobre lo que piensan los chilenos, y especialmente sobre la coherencia de sus posiciones al enfrentarlas desde distintos puntos de vista.
 Lo primero que llama la atención, y que no debiera hacerlo, es que ante la consulta sobre ¿cuál de los siguientes temas generan más problemas en el Chile de hoy?, el 20% responde que las desigualdades sociales, el 16% la educación, otro tanto la salud y un 14% la delincuencia.
En tanto que cuando se les consulta sobre ¿cuál es su mayor preocupación personal?, las personas señalaron en primer lugar con un 18% la educación de sus hijos, seguido con un 15% por la delincuencia, 13% para el costo de la vida y 10% para la salud.
Consultados por cómo resolver las desigualdades, mencionadas en primer lugar como tema de preocupación, el 66% señala la educación y un 14% apela por mayores impuestos.
Sin embargo el mismo universo sostiene que el sistema educacional debe ser modificado sustancialmente (58%) o debe ser reemplazado por otro sistema (25%).Es decir se observa a la educación como la gran solución para la desigualdad, pero al mismo tiempo no se cree que el actual modelo educacional sea el camino que entregue esa solución.
Una de las transformaciones que se propone tiene que ver con el avance en la gratuidad.El 41% de las personas piensa que la educación debe ser totalmente gratuita, en tanto que un 48% que debe ser gratuita solo para los que no pueden pagarla.Esto refleja un deseo de equidad y de avance en la solución de las desigualdades que no puede soslayarse.
El examen consistente de la información revela que la educación hoy no es gratuita, ni siquiera para los que no pueden pagarla, y por ello la demanda por gratuidad total o por gratuidad para los que enfrentan una situación que les obliga a endeudarse o descapitalizarse para poder financiar los estudios.
Esto es crítico en la educación superior, de allí que se entienda su mayor movilización por la demanda.
Un estudio del Profesor Víctor Salas, que dirige el equipo de Economía de la Educación en el Departamento de Economía de la USACH, señala que el 64,5% de todo el financiamiento de la educación superior es aportado por las familias de los estudiantes, es decir 4200 de los 6500 millones de dólares que hoy representa el gasto en educación superior en Chile.
Este financiamiento de la educación superior, de acuerdo al profesor Andrés Bernasconi del Centro de Políticas y Prácticas de la Educación de la UC, es similar al de los países de desarrollados en su proporción respecto del tamaño de la economía (2,5% del PIB), pero exactamente inverso en su forma de financiamiento, es decir, en los países desarrollados dos tercios son aportados por el Estado y un tercio por las familias.
El Estudio de Valores Sociales nos refleja este problema de manera clara, revelando que la educación es la primera preocupación individual, la desigualdad es el principal problema social, que la educación es la solución a la desigualdad, pero no el actual modelo educativo.


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